Trump pasó junto a los periodistas, pero no se detuvo para hablarles sobre lo que se había convertido en un momento muy esperado: su posible cambio de opinión sobre una práctica recomendada por los propios expertos médicos del gobierno.
“Creo que es una gran cosa usar una mascarilla. Nunca he estado en contra de las mascarillas, pero creo que tienen un tiempo y un lugar”, dijo Trump cuando salió de la Casa Blanca.
Informes de prensa de esta semana dijeron que sus asesores prácticamente le rogaron al presidente que ceda y use un tapabocas en público y se deje fotografiar con él, ya que los casos de coronavirus se disparan en algunos estados y Trump continúa muy por debajo del demócrata Joe Biden en las encuestas para la elección de noviembre.
Trump ha defendido firmemente el manejo de la pandemia por su gobierno a pesar de que Estados Unidos es el país más afectado del mundo por la covid-19, con más de 135 mil fallecidos y más de 60 mil casos nuevos diarios desde hace varios días.
Los distintos estados han tenido que decidir por sí mismos cómo reabrir sin una estrategia clara y coherente de parte de la Casa Blanca.
Uso obligatorio
La decisión de Trump de llevar una mascarilla llega justo en medio de un debate a nivel local sobre la necesidad de que los gobernadores obliguen a sus ciudadanos a taparse la boca y la nariz para evitar que aumenten aún más los contagios, que están alcanzando niveles récords especialmente en el sur y oeste del país.
El gobernador de Luisiana, el demócrata John Bel Edwards, fue este sábado el último en decretar el uso de tapabocas; de manera que actualmente 20 de los 50 estados del país exigen su uso.
El carácter obligatorio de las mascarillas ha creado una división entre aquellos estadounidenses más progresistas que quieren que todo el mundo cumpla la norma y aquellos más conservadores que se oponen por motivos políticos al considerar que el coronavirus es una “farsa” como dijo Trump al comienzo de la pandemia.
Mortalidad
Desde hace un mes, el virus está golpeando con fuerza a los estados del sur y oeste de EE. UU., como Florida, Texas y Georgia, que fueron los primeros en reabrir sus economías; mientras que los zonas del este del país, donde comenzó la pandemia, ahora gozan de números más bajos.
Hasta ahora el aumento de casos no se había visto acompañado de un incremento de los fallecimientos, pero esta semana por primera vez en meses creció la tasa de mortalidad al registrarse un total de cuatro mil 200 decesos en todo el país, de acuerdo al recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
De hecho, en los estados de Texas, Arizona y Carolina del Sur, la tasa de mortalidad ha crecido más de un 100% en el último mes; mientras que otros cinco estados (Florida, Misisipí, California, Tennessee y Luisiana) han experimentado un aumento del 20% en es mismo periodo, según The Washington Post.
En respuesta al repunte, ocho estados han vuelto a imponer restricciones como el cierre de bares y restaurantes, mientras que trece han puesto en pausa su proceso de reapertura.
Desde que comenzó la pandemia, EE. UU. suma casi 3.23 millones de casos y 134 mil 600 muertes, según la Universidad Johns Hopkins.