Aunque Araya abandonó la campaña, continuó registrado como candidato porque la Constitución prohibe que un aspirante retire su nombre de las papeletas.
Los dos candidatos disputan la segunda ronda electoral después de que ninguno alcanzara el 40% más un voto requerido para ganar en el primer turno.
Con ese escenario, el opositor Solís, un historiador y académico de 55 años postulado por el Partido Acción Ciudadana (PAC) se mantuvo activamente en busca de votos hasta el último momento para asegurar un fuerte caudal de votos el día de la elección.
Solís lamentó este sábado el retiro de Araya de la contienda, que en su criterio creó una situación “extraña”, en la cual no tuvo un “adversario físico”, aunque aclaró que ello no le resta validez al proceso.
“Es legítimo decir que un gobierno que surge de una votación reducida, con alto abstencionismo, tendrá un mandato mucho más limitado que un gobierno que salga de una votación sólida, masiva”, expresó.
Recordó que a lo largo de la campaña ha dicho que espera tener un millón de votos a su favor, de una población total de 4,7 millones de habitantes, “para que no quede ninguna duda de que el pueblo de Costa Rica quiere un cambio”.
De confirmarse las previsiones que motivaron la renuncia de Araya, será la primera vez que el PAC vence una elección presidencial desde su fundación hace 13 años.
También será la primera vez que los costarricenses eligen un candidato fuera del tradicional bipartidismo que ha marcado el escenario político del país desde la década de 1980 entre el PLN y el ahora minoritario Partido Unidad Social Cristiana (PUSC).
– Una campaña atípica –
El actual proceso electoral se ha desarrollado en un clima frío, al parecer apático, sin mítines y con escasas banderas rojiamarillas del PAC en antenas de automóviles y ventanas de casas.
“Yo que ando por todas partes no he visto ambiente electoral por ningún lugar, como que esta campaña nunca llegó a calentar”, comentó a la AFP Mariano Loría, un taxista de 31 años que circula por San José.
La “fiesta cívica” que tradicionalmente caracteriza a las elecciones en Costa Rica, una de las democracias más estables de América Latina, brilló por su ausencia en los actuales comicios.
En cambio, las redes sociales se convirtieron en el espacio donde el debate político alcanzó mayor intensidad, con debates entre simpatizantes, videos en Youtube y mensajes proselitistas en Facebook.
Aunque cerró oficialmente su campaña el domingo pasado, Solís salió la mañana del viernes a caminar por las calles de San José a conversar con la gente e invitarlos a votar, y dio indicios de que ya comenzó a pensar y actuar como presidente electo.
Consultado por periodistas sobre la versión de que el gigante de la informática Intel cerraría su planta en Costa Rica, el candidato anunció que la próxima semana se encontrará con un sirectivo de la empresa para discutir el tema.
“Quiero asegurar que, por lo que he sabido, Intel no está cerrando sus operaciones en Costa Rica”, dijo Solís, citado por el sitio de internet del diario La Nación. “Me voy a reunir con el vicepresidente corporativo de Intel la próxima semana en una visita que hace a Costa Rica”, agregó.
El anuncio de Araya de que desistiría de la campaña sin dejar de ser candidato generó confusión en las filas de su partido, la principal fuerza política del país desde la segunda mitad del siglo pasado.
Ante la perspectiva de una estrepitosa derrota, la dirigencia del PLN instó a su militancia a hacerse presente en las mesas de votación el domingo.
En su página de internet, la agrupación hizo “un llamado a los costarricenses en general y a los liberacionistas en particular para que acudamos a las urnas electorales y cumplamos con el sagrado deber cívico de ejercer el voto como único medio legítimo para escoger a nuestros gobernantes”.