“Estoy curtido”, afirmó el presidente, socialista, acusado a veces, incluso desde las filas de su partido, de haber instalado un clima prematuro de fin de ciclo por su ausencia de resultados ante la crisis y las revelaciones sobre su vida privada.
“Intento contenerme”, resumió, para acallar las críticas sobre su personalidad cambiante y huidiza, atizadas tras su separación de la periodista Valerie Trierweiler.
“No soy presidente de la República porque me tocó en un sorteo (…) No me quejo nunca, soy un ser normal, un corazón, un espíritu, un pensamiento, emociones, debo guardar una forma de pudor”, dijo, reclamando el “respeto de la vida privada”.
El primer presidente de izquierda de Francia desde François Mitterrand (1981-1995) era interrogado por un grupo de ciudadanos, golpeados en diferentes formas por la crisis.
“¡Qué derroche! ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?”, le preguntó una directora de una pequeña empresa, hablando de la situación laboral en el país. “He podido cometer errores”, reconoció Hollande, recordando la inversión prometida en 2013 de la curva del paro. “Me lo reproché porque era una esperanza para muchos (…): Sí, teníamos que haber tenido más crecimiento, todo el mundo se equivocó”.
Hollande confirmó que no se presentará para obtener un segundo mandato de jefe de Estado en 2017 si el desempleo no disminuye en Francia. “Si no logro (que el desempleo disminuya) al final de mi mandado ¿piensan que me presentaría ante los franceses?”, que “serían implacables y tendrían razón”, dijo en declaraciones televisadas. Hasta entonces, “seguiré reformando mi país, tornándolo más fuerte”, prometió.
Sobre la deriva “social-liberal”
Hollande aseguró que “todas las reformas emprendidas en Francia” fueron decididas por él mismo, recalcando que el primer ministro, Manuel Valls, sólo “aplica la política” que el presidente “ha fijado para la nación”. Manuel Valls es acusado por el ala izquierda del Partido Socialista de deriva “social-liberal”.
“Haremos todas las reformas para permitirnos ser más fuertes”, insistió, hablando de los proyectos sobre la legislación laboral de su antiguo consejero y ahora ministro de Economía, Emmanuel Macron, aunque Hollande no hizo un anuncio mayor. Sí prometió que no habrá “impuesto suplementario sobre lo que sea”, a partir de 2015 y hasta el fin de su mandato.
Juegos Olímpicos y Expo 2025
Para relanzar una dinámica positiva en el país, Hollande se mostró “favorable” a una doble candidatura de París para organizar los Juegos Olímpicos de 2024 y acoger la Exposición Universal de 2025.
Mudo sobre el plano internacional, se limitó a apostar por un servicio cívico “universal” de dos a ters meses.
La ausencia de resultados económicos desde su llegada al poder, la dificultad para imponer sus reformas sociales (matrimonio homosexual, cambios educativos) y movilizar sus filas, han llevado a Hollande a una pérdida de su popularidad.
Los sondeos catastróficos para su figura no dejan de aparecer: su cuota de popularidad está en un 12%, un nivel bajo nunca visto, según una encuesta publicada el jueves.
Otras, aparecidas recientemente, indican qeu ocho de cada diez franceses no desean que se presente a la elección presidencial de 2017, para la que la líder de extrema derecha Marine Le Pen aparece frecuentemente en cabeza de intención de voto en la primera vuelta.
François Hollande advirtió el jueves contra la amenaza que, a sus ojos, presenta la presidenta del Frente Nacional, Le Pen. “Lo que creíamos imposible un día se convierte en cierto otro día. ¿Quién podía imaginar en los años ’30 lo que ha ocurrido? (…) Lo que se ha producido puede volver a producirse”, afirmó.
Además, días después de la muerte de un joven ecologista tras enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden en la cantera de una presa de construcción polémica en el suroeste del país, Hollande prometió resultados de la investigación administrativa sobre el fallecimiento, “de aquí a ocho días”.
