Según el último recuento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) , hecho público este jueves, el brote ha infectado ya a 1.329 personas, de las cuales 729 han muerto.
Hasta ahora, la mayor epidemia de ébola se había registrado en el año 2000 en Uganda, donde murieron unas 170 personas de más de 400 contagiados.
El virus se detectó por primera vez en 1976 en dos brotes epidémicos casi simultáneos ocurridos en Nzara (Sudán) y Yambuku (República Democrática del Congo) . La aldea en la que se produjo el segundo de ellos está situada cerca del río Ébola, que le da nombre.
Hay cinco variedades de este virus: Sudán, Zaire, Reston, C te dIvoire (Costa de Marfil) y Bundibugyo, de las cuales, Sudán, Zaire y Bundibugyo se han asociado a importantes brotes de fiebre hemorrágica en África.
El virus es transmitido al ser humano por animales salvajes y se propaga en las poblaciones humanas por contacto directo con sangre, líquidos orgánicos o tejidos de las personas infectadas.
Aunque los monos han sido una fuente de infección para las personas, se considera que los murciélagos de la fruta de la familia Pteropodidae son los huéspedes naturales del virus.
Los primeros síntomas de esta enfermedad son fiebre repentina y alta, debilidad intensa y dolor muscular, de cabeza y de garganta, seguidos de vómitos, diarreas, erupción cutánea, funciones renal y hepáticas alteradas e intensas hemorragias internas y externas.
El periodo de incubación (intervalo desde la infección hasta la aparición de los síntomas) varía de 2 a 21 días.
La fiebre hemorrágica del Ébola es una de las enfermedades más mortíferas para el hombre, con una tasa de mortalidad del 25 al 90 por ciento.
No se cuenta todavía con ningún tratamiento ni vacuna específicos, aunque se están poniendo a prueba varias vacunas experimentales.
Los brotes de ébola se han producido principalmente en aldeas remotas de frica central y occidental, cerca de selvas tropicales.