Los vientos podrían soplar con fuerza de hasta 115 kilómetros (70 millas) por hora y las áreas costeras en el norte corren el riesgo de inundaciones moderadas y erosión, dijo Bill Simpson, del Servicio Meteorológico Nacional en Taunton, Massachusetts. Calificó el fenómeno de “tormenta monstruosa”.
“La acumulación de nieve no será tan intensa como en las grandes tormentas anteriores, pero cuando caen de 20 a 35 centímetros (8 a 14 pulgadas) de nieve, acompañados de vientos fríos sobre la nieve ya acumulada, es probable que cause grandes dificultades para mucha gente” , afirmó.
Las autoridades advirtieron que los vientos huracanados podrían provocar apagones.
La Autoridad de Transporte de la Bahía de Massachusetts anunció el viernes recién pasado por la noche que suspendía para el domingo todo servicio de ferrocarriles, autobuses y transportadores navales en el área de Boston.
El gobernador Charlie Baker instó a los automovilistas a no manejar durante la tormenta, aunque no lo prohibió explícitamente.
La Guardia Costera sobrevoló el viernes último el Golfo de Maine advirtiendo a los marinos sobre la tormenta inminente, dijo el teniente Scott McCann.
Las cuadrillas de trabajadores trataban de remover las acumulaciones de nieve que bloquearon las calles y provocaron el derrumbe de varios techos.
Massachusetts convocó a centenares de efectivos de la Guardia Nacional para que colaboren en la remoción de nieve. La base Hanscom de la Fuerza Aérea fue designada área de concentración de los barrenieves que llegaron desde otros ocho estados del nordeste para contribuir al esfuerzo.
Los trabajadores del Departamento de Transporte de Nueva York ayudaron a remover nieve el viernes en Scituate, que recibió permiso del estado para arrojarla al océano porque no había dónde descargarla.
La tormenta amenaza además temperaturas frígidas, hasta de unos 22 grados centígrados bajo cero (10 F bajo cero) en algunas partes de la región el domingo por la noche.