Su rival, Norman Quijano, alcalde capitalino de 67 años, apuesta a su oferta de “mano dura” contra las pandillas, principal reclamo de la población, para devolver a la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) el poder que ostentó durante dos décadas.
Pero por primera vez en la historia política de El Salvador, la derecha “dura” llega fragmentada a la contienda electoral pues Arena, tras culparlo de la derrota electoral, expulsó al expresidente Antonio Saca (2004-2009), quien hizo casa aparte y está en tercer lugar.
La última encuesta de la Universidad Centroamericana (UCA) , del 15 de enero, en una simulación de voto, da un 46,8% de apoyo a Sánchez Cerén, un 32,8% a Quijano y un 14,7% a Saca, en tanto que otra de la Universidad Tecnológica les otorga 38.3%, 29% y 11.6%, respectivamente.
Si el domingo ninguno de los candidatos obtiene el 50% de los votos válidos habrá un balotaje el 9 de marzo con los dos candidatos más votados.
Pobreza y pandillas
El próximo presidente, que deberá asumir el 1 de junio, deberá enfrentar los retos de una deprimida economía que en el último año apenas creció un 1.9%, en un país donde la pobreza golpea al 40.7% de los 6.2 millones de salvadoreños y que sufre la violencia de las pandillas.
Sánchez Cerén, un ex maestro quien también fue ministro de Educación, ofrece profundizar los programas sociales del gobierno de Funes y ejecutar en las escuelas públicas el programa “Un niño, una computadora“.
“Nos hemos ganado el derecho de gobernar otros cinco años más. El profe va a seguir con ustedes.
En el gobierno del Frente los excluidos comenzaron a ser la verdadera razón” de la política, dijo Sánchez Cerén durante su campaña, en la que participó en la entrega de computadoras y becas financiadas por Alba Petróleos, una empresa mixta de capital venezolano y las alcaldías del FMLN.
Para atacar el problema de la violencia de las pandillas, Sánchez Cerén propone “la mano inteligente” con programas de reinserción y “la mano firme” para enfrentar a quienes insistan en la delincuencia.
Quijano, por su parte, hizo del tema de la seguridad el epicentro de su campaña, al acusar al gobierno del FMLN de haber “pactado” con las pandillas una tregua que se mantiene desde marzo de 2012.
A pesar de que los homicidios disminuyeron de 14 a 6.8 por día, la tregua es cuestionada por sectores de la población que señalan que los delitos persisten, sobre todo las extorsiones que cobran los pandilleros a comerciantes, grandes y pequeños empresarios y a familias enteras.
“Hay que trabajar por más seguridad, más empleos y eso lo puedo hacer yo. Tengo la capacidad de gobernar“, afirmó Quijano, quien promete “mano dura” para hacer de El Salvador un país “libre de pandillas“.
Según datos oficiales, en las cárceles de El Salvador están recluidos 10 mil pandilleros, mientras que en las calles habría otros 50 mil.
El analista político y económico Roberto Cañas aseguró que en las elecciones dominará el voto duro de ambos partidos, al calificar a los candidatos como “opacos“.
Tras convertirse en partido político, después de la guerra civil que sufrió El Salvador entre 1980 y 1992, la exguerilla fracasó en tres elecciones presidenciales postulando a dirigentes de sus propias filas, hasta que en los comicios pasados presentó a Funes, entonces un popular periodista de televisión.
“En 2009, el FMLN recurrió a un outsider para vencer la campaña del miedo (al comunismo), pero esta vez va con un candidato cien por ciento exguerrilla. Acá va a dominar la filosofía del mal menor“, comentó Cañas.
A la elección, que pone en estado de alerta a los 22 mil miembros de la Policía y 19 mil del Ejército, unos 4,9 millones de salvadoreños estan llamados a acudir a los mil 593 centros de votación que abrirán a las 07H00 locales (13H00 GMT) y cerrarán a las 17H00 locales (23H00 GMT).
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) espera tener, cinco horas después del cierre de las urnas, los primeros resultados.