“Soy el primer presidente eslovaco que nunca fue miembro de un partido político. Estoy aquí para la gente, sin tener en cuenta su pertenencia política”, declaró Kiska, primer presidente eslovaco sin pasado comunista.
Kiska, un exmagnate de los créditos al consumo convertido en filántropo, es un centrista sin partido. Durante la campaña electoral apostó por su imagen de hombre nuevo, alejado de las acusaciones de corrupción de los últimos años contra los políticos del país.
Kiska remplaza en el cargo al presidente de izquierda Ivan Gasparovic, que cumplió dos mandatos sucesivos.