“Sus víctimas eran en su mayoría niños de entre 7 y 14 años”, precisó el comunicado.
“Se ha identificado a 13 víctimas pero se tiene constancia de que hay al menos 20 afectados”, agregó.
La investigación se inició por una denuncia de un menor.
El sospechoso, de unos cincuenta años, fue detenido en su domicilio en la provincia de Alicante.
Los investigadores encontraron miles de fotos y vídeos de carácter pedófilo, algunos realizados en el domicilio del sospechoso.
Éste contaba con la colaboración de un menor que lo ayudaba a encontrar nuevas víctimas.
En 1990, el presunto pederasta se ganaba la confianza de los menores con equipos de radioaficionados, muy populares en esa época.
Con la llegada de internet, pasó a utilizar chats para obtener fotografías o vídeos de carácter sexual de sus víctimas, haciéndose pasar por una chica de su edad.
En la calle, los atraía con su perro, ofreciéndoles bombones, dinero o invitándoles a jugar con él.
Realizaba también “contratos” donde cada uno escribía en un papel lo que deseaba: el adulto apuntaba favores sexuales y el menor, videojuegos, teléfonos móviles, etc.
Cuando las víctimas rechazaban sus regalos, los amenazaba con explicar todo a sus padres y, en ocasiones, usaba la violencia.
El sospechoso está perseguido por agresiones y abusos sexuales a menores de 16 años, acoso sexual, exhibicionismo, explotación sexual y corrupción de menores, entre otros.