Sin embargo, los funcionarios municipales dicen que la banda hace algo más que salvar a un auto de la grúa: provocan estrés en los agentes del orden. Ahora la Corte Suprema estatal debe decidir si protege la libertad de expresión o protege a los empleados municipales del “acoso”.
Los seis Robin Hood ganaron el primer asalto en diciembre del año pasado cuando una corte desestimó el pedido del municipio de una orden que determinara la distancia a la que los activistas se pueden acercar a los agentes, algunos de los cuales denuncian empujones e insultos.
La corte dijo que las acciones de los Robin Hood constituyen expresión política no sujeta a restricciones.
La ciudad tiene el apoyo de la Asociación Municipal de New Hampshire, cuyos abogados dicen que la corte no tuvo en cuenta el interés del gobierno en proteger a sus empleados de los ataques e impedimentos a su labor.
La Unión de New Hampshire por las Libertades Civiles defiende a los Robin Hood.