La entrega voluntaria fue anunciada por Temer la noche del 8 de mayo poco después que un tribunal de apelaciones determinara el regreso a prisión del político, que había estado preso provisionalmente durante cuatro días en marzo en Río de Janeiro, donde transcurre la investigación.
“Para mí fue una sorpresa desagradable, pero mañana me presento voluntariamente”, había dicho Temer a las puertas de su casa en Alto de Pinheiros, un barrio de clase alta de la capital paulista.
Temer es sospechoso de haber recibido sobornos en 2014 a cambio de contratos de obras en la planta nuclear Angra 3, en Río de Janeiro.
El Ministerio Público Federal (MPF) investiga “crímenes de corrupción, desvío de fondos y blanqueo de dinero”, con “pagos ilícitos” efectuados por un empresario “para la organización criminal liderada por Michel Temer”.
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Temer había sido liberado en marzo de su prisión provisional por orden de un juez de la corte de apelaciones TRF2 (Tribunal Federal de la Segunda Región), que le concedió un “habeas corpus” por considerar que no existen motivos legales para mantenerlo preso antes de que concluya el proceso.
Pero este 8 de mayo, por una votación de dos contra uno, el mismo tribunal determinó que Temer vuelva a prisión.
La prisión preventiva se justifica, según el MPF, por la sospecha de que la presunta banda encabezada por Temer, que opera desde hace 40 años, sigue “en plena actividad”. Según los investigadores, el grupo habría “obtenido la promesa, el pago o el desvío hacia la organización de 1 mil 800 millones de reales” (unos US$470 millones al cambio actual).
Su abogado, Eduardo Carnelós, lamentó la decisión y pidió que el exmandatario permanezca en Sao Paulo por cuestiones logísticas y familiares.
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La defensa presentó asimismo un nuevo pedido de habeas corpus ante una corte superior.
Temer, que asumió el poder de forma provisoria tras el juicio político de la expresidenta Dilma Rousseff en 2016, enfrenta seis procesos por sospechas de corrupción. En marzo se convirtió en el segundo expresidente brasileño detenido desde el retorno de la democracia.
El primero fue Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), quien cumple desde abril de 2018 una pena de ocho años y 10 meses de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero, también en el marco de la operación Lava Jato, la mayor investigación sobre corrupción de la historia de Brasil.
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