En cuanto a Sarkozy (de 59 años), cuyo regreso a la política es cada vez más evidente pese a que no es oficial, observa y evalúa. “Todavía es tiempo de reflexión”, lanzó el jueves, ante la Unión de los Jóvenes para el Progreso (UJP), asociación de jóvenes de tendencia gaullista.
Los periodistas habían sido invitados a asistir al evento. “Me limito” a reiterar la posición anunciada el 6 de mayo de 2012, la noche de la derrota electoral ante el socialista y actual presidente François Hollande, indicó. Entonces aseguró ser de nuevo “un francés entre los franceses”. “No hay motivo para acelerar el calendario ahora”.
El matiz está en la palabra “ahora”. El antiguo presidente está en liza para el 2017, una candidatura que, según su entorno, pasa por lograr primero la presidencia de la UMP, cuyas elecciones serán el 29 de noviembre.
El expresidente no había previsto pasar por la etapa de la presidencia de la UMP. Pero el escándalo de las falsas facturas de empresa Bygmalion, atribuidas al partido de la UMP cuando en realidad correspondían a servicios prestadas en el marco de la campaña presidencial de 2012, ha cambiado las cosas. Ha provocado la dimisión del presidente de la formación, Jean-François Copé, quien también ambicionaba representar a la derecha en 2017 e incluso amenaza la supervivencia del partido.
– ‘Partir con ventaja’ –
“Quien sea elegido en noviembre partirá forzosamente con ventaja (de cara a el 2017). Es evidente”, subrayó a finales de la semana Luc Chatel, secretario general de la UMP.
Dos antiguos ministros ya son oficialmente candidatos a la presidencia de la UMP: Hervé Mariton y Bruno Le Maire. Según los responsables de la UMP, Sarkozy podría declarar su candidatura a finales de agosto, durante una reunión de jóvenes miembros de la UMP.
A diferencia de Sarkozy, a Fillon no le interesa la presidencia de la UMP. Su objetivo es directamente la primaria y concentra su atención en ello. Después de unas medidas sobre la educación, propuso el pasado jueves 23 propuestas liberales para devolverles la “libertad” a los franceses y sacarles del “miedo” (a invertir, a emprender…) que los ahoga, según él, desde que los socialistas están en el poder: jubilación a los 65 años, limitación de las prestaciones por desempleo, rebaja en 50.000 millones de euros de los impuestos a las empresas, eliminación del Impuesto sobre la Fortuna, simplificación del código laboral…
François Fillon no cree en una vuelta a la política de Sarkozy debido a los casos judiciales en los que aparece su nombre y que suman media docena.
Alain Juppé, antiguo primer ministro malquerido de Jacques Chirac convertido en tan popular como Nicolas Sarkozy, lejos por delante de François Fillon, afirmó recientemente que no quería volver a la cabeza de la UMP. En los últimos años, se ha pronunciado a favor de que el líder de la UMP no pueda ser candidato a la primaria del partido para la presidencial, al considerar que dañaría la equidad de las candidaturas.
Según fuentes de la UMP, Sarkozy y Juppé pueden haber cerrado un trato: si uno de ellos se presenta a la presidencial, el otro lo apoyará. Fillon, por su parte, ha advertido de que se presentará “pase lo que pase”. La guerra en la UMP continúa.
