La niña, que pensó que su madre se había ido al trabajo, decidió acompañarla, para lo que se subió a un taburete, abrió la ventana y comenzó a descender.
Afortunadamente Sergey Goncharov, un vecino que paseaba a su perro vio cómo la niña intentaba bajar desde el octavo piso de un edificio de viviendas.
“El hombre dejó el perro al cuidado de unos transeúntes y junto a otros comenzó a gritar a la niña que se agarrara fuerte e intentara volver a entrar en casa” , informó un portavoz de la Policía.
Con todo, agregó, “cuando las fuerzas se le acabaron a la niña, ésta se cayó. La niña se precipitó al suelo de cabeza, pero el hombre logró agarrarla a tiempo” .
Según datos preliminares, la vida de la niña no corre peligro, aunque sufre algunas lesiones en la cabeza y en el hombro, mientras que su salvador tiene roto un brazo.