Según la BBC, los asistentes a la reunión contemplaron como una posibilidad cada vez más probable que Grecia tenga que abandonar el euro, si bien Londres aún confía en que el Gobierno griego llegue a un acuerdo con los prestamistas de la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De acuerdo con las fuentes de la cadena pública británica, los expertos dijeron al primer ministro que, si Grecia cambia el euro por el antiguo dracma, los griegos perderían el valor de sus ahorros, la inflación se dispararía y habría una devaluación masiva.
Además, añadieron los asesores, los bancos y las empresas griegos afrontarían graves dificultades financieras al tener que pagar sus deudas contraídas en euros con prestamistas de fuera del país con los nuevos dracmas de menor valor.
Un portavoz de Cameron dijo al término del encuentro que “existen riesgos de contagio e incertidumbre y es importante analizar todas las posibilidades“.
No obstante, esta fuente remarcó que los bancos y empresas británicos están poco expuestos a la deuda griega y que, en todo caso, tras las reformas de regulación financiera introducidas en 2012 están mejor preparados para afrontar impagos.
El portavoz recordó que “el nuevo Gobierno griego es claro en su voluntad de permanecer en la eurozona” y los países de la zona euro también se han expresado en favor de “la unidad“.
Según la BBC, el Gobierno de Londres vería como mayor peligro de una salida de Grecia del euro que ello impulsara a hacer lo mismo a otras economías débiles de la eurozona, lo que podría llevar a una fuga de capitales y a un incremento de la inestabilidad.
A la reunión celebrada en Downing Street asistieron el responsable del Tesoro, Nick Macpherson, el director de estabilidad financiera de ese departamento, Lowrie Kahn, y el director internacional del Banco de Inglaterra, Phil Evans.