Habían dormido en tiendas de campaña y cabañas camufladas con ramas de mezquite y cactus. Algunos dijeron a las autoridades que estuvieron ocultos allí por lo menos durante una semana, durmiendo sobre piezas de cartón, con poca comida y agua.
No quedó claro de momento si algunos de los detenidos el jueves por la tarde eran sospechosos de custodiar a los inmigrantes, dijo a The Monitor de McAllen el portavoz de la Patrulla Fronteriza, Danny Tirado.
Momentos después, la Patrulla Fronteriza detuvo a 132 inmigrantes que se hallaban ocultos en dos construcciones de una propiedad en Alton, a unos ocho kilómetros al oeste de McAllen, según la televisora KRGV-TV. La Patrulla Fronteriza hizo más de 154.000 detenciones el año pasado en el extremo sur de Texas, más que cualquier otro lugar en la frontera oeste de México y Estados Unidos. La mayoría de los inmigrantes provienen de Honduras, El Salvador y Guatemala.
Los guías típicamente conducen a los inmigrantes a través del Río Bravo (llamado Río Grande en Estados Unidos) en grupos pequeños y luego los congregan en casas de seguridad en Texas cerca de la frontera, hasta que pueden organizar la siguiente etapa de su viaje hacia el interior de Estados Unidos.
“Comimos un burrito por día”, dijo Alfredo Espinoza Rivera, quien fue detenido en el campamento. Agregó que salió de El Salvador hace unas seis semanas, tras pagarle siete mil dólares a un contrabandista.
El hombre, de 37 años, dijo que buscaba reunirse en Los ngeles con su padre, quien tiene la ciudadanía estadounidense.
“Tengo miedo de volver a mi país”, dijo. “Hay muchos delitos y es difícil vivir allí”, agregó.