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El Kurdistán iraquí, de destino turístico a refugio de desplazados por el grupo EI

"Bienvenido a Erbil, capital del turismo árabe en 2014". Las vallas publicitarias siguen aquí, pero los visitantes han abandonado desde junio la capital del Kurdistán iraquí, que recibe en su lugar a miles de desplazados por la ofensiva de los yihadistas del grupo Estado Islámico.

ERBIL. – 2014 tenía que ser el año del despegue del turismo en la región autónoma del Kurdistán iraquí, al norte de Bagdad, apreciada por su tranquilidad, sus paisajes montañosos y sus tesoros arqueológicos milenarios.

Sin embargo, el ataque fulgurante lanzado a principios del pasado verano por los combatientes del EI, que se apoderaron de grandes zonas de territorio iraquí, decidió otra cosa.

“No puedo ni siquiera hablar de un declive cifrado, sino de un hundimiento total” de las visitas turísticas, explica Hearash Ahmad Karem, responsable de la asociación de hoteleros y restauradores del Kurdistán iraquí.

El sector estaba en plena expansión: en 2013, representó US$1 mil millones de y casi tres millones de personas visitaron Erbil.

La gran mayoría de los cuatro millones esperados en 2014 nunca llegaron, atemorizados por los combates que se libraban muy cerca y por la participación de combatientes peshmergas en la batalla.

“Después del 10 de junio […] el turismo fue aniquilado”, explica Karem, que señala el cierre de por lo menos 72 hoteles en los seis últimos meses.

Un número equivalente de hoteles tuvo que cerrar las habitaciones y solo conserva el restaurante, agrega precisando también que la mayoría de proyectos en curso, desde la construcción de un zoológico hasta la reforma de la ciudadela de Erbil, inscrita en la lista de patrimonio mundial de la Unesco, están congelados.

“En lugar de turistas, tenemos desplazados”, constata Karem refiriéndose a los 900 mil iraquíes que tuvieron que abandonar las regiones en las que reina la violencia para refugiarse en las tres provincias del Kurdistán.

Desde hace tiempo, los iraquíes afluían de todo el país hacia el Kurdistán, célebre por sus cimas nevadas y sus espectaculares cascadas. Pero no era de la violencia de lo que escapaban al venir de vacaciones a las montañas kurdas, sino del agobiante calor veraniego.

– Erbil se libra de la violencia –

Erbil se había convertido también en un destino de predilección para los turistas occidentales en pos de aventura. La región adquirió una reputación de lugar seguro que contrastaba con el resto de Irak, presa de la violencia sectaria.

La mayoría de occidentales no necesitan visado para entrar en el Kurdistán y la región disponía hasta ahora de una economía y de instituciones sólidas.

“Todo estaba listo, gastamos mucho para preparar la acogida” de los turistas, explica Nadir Rwsty, miembro de la Oficina de Turismo.

La región petrolera, que apostó por este sector para que se convirtiera en el segundo pilar de su economía, ha sido testigo en unos meses de la reducción de sus ingresos por la caída del precio del petróleo y del aumento de su gasto militar.

La falta de turistas afecta a numerosos profesionales de la ciudad, como Burwa Mohamed Aziz, que vende recuerdos al pie de la ciudadela.

Este joven de 22 años se lamenta mostrando un par de ‘klashs’, las alpargatas tradicionales que causaban furor entre los turistas extranjeros. “Antes se vendían como rosquillas, pero hoy los únicos occidentales que vemos viven en Erbil y saben regatear”, dice.

Baxtiar Sadiq Ahmed también echa de menos a los turistas, entre ellos muchos jubilados europeos deseosos de escapar a los destinos masificados, para los que organizaba circuitos por las principales riquezas culturales de la región.

En su agencia de viajes del centro de Erbil, “todo iba bien, el negocio empezaba a despegar”, cuenta. Y finalmente, de los ocho grupos que esperaba el año pasado, solo llegaron dos “antes del inicio de la crisis”.

El Kurdistán sigue siendo un lugar seguro ahora, asegura. Sin embargo, aseguradoras y touroperadores están nerviosos. “Voy a tener que ir a Europa […] para tranquilizarlos. Estoy incluso dispuesto a pagar para que vengan y vean por ellos mismos”, explica.

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