Los atentados estaban dirigidos contra responsables gubernamentales, fuerzas de seguridad y contra la comunidad chiita musulmana en provincias norteñas de Kirkuk y Diyala, y en Babilonia, en el sur de Bagdad.
En el ataque más mortífero murieron siete personas, entre las cuales había tres mujeres y dos niños, en la explosión de tres casas de la ciudad de Musayeb, al sur de Bagdad, según un oficial de la policía local y un médico.
Otras personas resultaron heridas en este ataque aparentemente dirigido contra la comunidad chiita.
Por el momento, ningún grupo reivindicó ese ataque. Pero los insurgentes sunitas, así como el Estado Islámico en Irak, un grupo vinculado a Al Qaeda en el país, atacan regularmente a los chiitas durante las celebraciones religiosas de esta comunidad.