Irán, mayoritariamente chiita, ha apoyado al gobierno del también chiita Maliki, jefe de gobierno saliente que desea permanecer en el cargo.
La ofensiva rebelde en Irak y las acusaciones de sectarismo en perjuicio de kurdos y sunitas han debilitado a Maliki, criticado incluso por sectores chiitas.
En su propia coalición, la Alianza para el Estado, se ha hablado de su posible sustitución, a lo que se suma la negativa de kurdos y sunitas de propiciar un tercer mandato de Maliki, primer ministro desde 2006, si bien su bloque obtuvo el primer lugar en las elecciones del 30 de abril.