A pesar de los colosales medios desplegados, el primer ministro australiano, el conservador Tony Abbott, subrayó las enormes dificultades que entrañan estas tareas. “No debemos subestimar las dificultades de este trabajo, (la zona de búsqueda) se trata de un lugar extraordinariamente aislado”, declaró este sábado ante un grupo de periodistas. “Intentamos encontrar pequeños trozos de los restos del avión en un vasto océano”, advirtió.
El ministro malasio de Transportes, Hishamudin Hussein, prometió este sábado que “por muy pocas que sean las posibilidades, seguiremos buscando posibles supervivientes”.
Malasia anunció el pasado 25 que el avión “terminó en el sur del océano Índico”, sin que desde entonces haya emergido ningún elemento material que lo confirme.
La Agencia Australiana de Seguridad Marítima (AMSA), que coordina las tareas de búsqueda, anunció el viernes por la noche que cinco aviones habían detectado “múltiples objetos” dispersos en esta nueva zona, pero es necesario esperar a que los barcos lleguen al lugar para tener una confirmación, lo que podría ocurrir este sábado. La AMSA indicó que la patrullera china ‘Haixun 01’ comenzó a buscar estos objetos con las primeras luces del amanecer. Por su parte, la agencia oficial Xinhua anunció que el buque ‘Jinggangshan’ se encuentra cerca de ésta con dos helicópteros a bordo dispuestos a despegar.
– Velocidad y gasto de combustible excesivos
La víspera, la Amsa había recibido “una nueva pista creíble” sobre dónde podrían encontrarse posibles restos de la aeronave siniestrada. “La nueva información se basa en un análisis continuo de los datos de los radares ubicados entre el Mar de China Meridional y el Estrecho de Malaca, después de que se perdiera el contacto” con el Boeing 777 de Malaysia Airlines, había comunicado la Amsa.
Según ésta “el avión volaba más rápido que lo estimado previamente, lo que provocó un aumento del consumo de combustible y, por lo tanto, redujo la posible distancia de vuelo de la aeronave, que se dirigió hacia el sur en el Océano Índico”.
Esta nueva tesis fue proporcionada por el equipo de investigación internacional en Malasia, junto a la Australian Transport Safety Bureau (ATSB), y concluyó en “que ésta es la pista más creíble en cuanto a dónde pueden localizarse restos” de la aeronave. La nueva zona de búsqueda tiene una superficie de aproximadamente unos 319 mil kilómetros cuadrados y se encuentra a 1.850 kilometros al oeste de Perth, la gran ciudad del occidente de Australia.