“Si pudiera remontaría el tiempo varios años para poder, con el gobierno y los otros responsables, prepararnos mejor ante la situación que nos sorprendió un poco al final de verano del 2015”, cuando centenas de miles de refugiados afluyeron hacia Alemania, dijo la canciller.
“Dios sabe que no siempre hemos tomado buenas decisiones en los últimos años”, dijo Merkel, aunque defendió la decisión “totalmente justificada” de abrir las frontera del país a los refugiados, en su mayoría provenientes de Siria.
La canciller prometió que haría todo para evitar un nuevo caos como el del otoño boreal de 2015, que condujo a una “pérdida de control” parcial en las fronteras de su país.
Esa política de acogida ha dado alas al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) , y suscitado críticas en otras formaciones políticas, y en una parte creciente de la opinión pública alemana.
La Unión Demócrata Cristiana (CDU) , el partido conservador de Merkel, “está bajo la amenaza de una pérdida enorme y durable de la confianza de sus electores” , advirtió Markus S der, uno de los responsables de la Unión Social Cristiana (CSU) , el partido aliado en Baviera, que exige un endurecimiento radical de la política migratoria.
La CDU pierde posiciones sobre todo con relación al partido antiinmigración AfD, que logró 14,2% de los votos en Berlín.
Elección tras elección, AfD está quebrando uno de los tabúes de la posguerra: la instalación a largo plazo de un partido de extrema derecha.
Fenómeno que se extiende
Algunos años después que otros países, Alemania registra la emergencia de un movimiento de derecha conservador antiinmigración, como el Frente Nacional en Francia o la extrema derecha en Austria.
El mismo fenómeno se registra en Polonia, Hungría y en Estados Unidos con la candidatura de Donald Trump a la elección presidencial.
El avance de AfD en una gran metrópolis como Berlín, conocida por su espíritu liberal y cosmopolita, confirma que el partido fundado hace apenas tres años no limita su influencia a las zonas de la exAlemania comunista.
El resultado de Berlín coloca a AfD en una muy buena posición para entrar al parlamento federal en las elecciones legislativas del 2017.
“Somos un partido establecido” , se congratuló J rg Meuthen, uno de sus dirigentes.
El domingo, la CDU registró su quinto retroceso electoral consecutivo en elecciones regionales.
La CDU participa sólo en seis de los 16 gobiernos regionales de Alemania y encabeza tan solo cuatro, señalaron los analistas.
El Partido Social Demócrata (SPD) también obtuvo su peor resultado electoral de la posguerra en Berlín, con 21,6% de los votos, pero conserva la alcaldía.
“Con el desaliento que se instala, el temor a una pérdida del poder en el 2017 podría amplificarse en la CDU” y “aumentar la presión para que Merkel explique más su estrategia política” , consideró el analista político Gero Neugebauer, en el diario Handelsblatt.
Dar marcha atrás
Desde el inicio del 2016, Merkel comenzó a tomar medidas para restringir el acceso de refugiados y migrantes.
Hace unos días tomó distancia de su eslogan “Podemos hacerlo” que marcó su política migratoria, frase que se le reprocha cada vez más ante las dificultades que hay para la integración de los refugiados.
Esa frase se “ha escuchado demasiado” y “suena vacía” , dijo Merkel en una entrevista concedida al semanario Wirtschaftswoche.
Sin embargo, la canciller no parece en peligro ya que su partido no tiene ninguna alternativa.
“Merkel utiliza la incertidumbre en la CDU sobre lo que podría pasar en el caso en que se retirara” , opinó el lunes el diario S ddeutsche Zeitung.
Además tiene la ventaja de que no habrá más elecciones locales importantes antes de marzo del 2017.
“Es la única buena noticia para Merkel”, afirmó el lunes el diario Die Welt.