“Sólo faltan tres cuerpos por identificar como integrantes del grupo musical. Se están haciendo pruebas de ADN con los familiares, presumimos que, en efecto, sean las personas (que pertenecen al grupo musical) que faltaban por encontrar”, indicó el agente.
Un total de 18 integrantes de la agrupación Kombo Kolombia fueron secuestrados el viernes en la madrugada cuando tocaban en una fiesta en el municipio de Hidalgo, en el Estado norteño de Nuevo León.
Uno de los músicos rehenes logró escapar y dar aviso a las autoridades. El pozo en el que fueron encontrados los cuerpos, baleados y con huellas de tortura, se encuentra en una finca abandonada en el municipio de Mina, cercano a Hidalgo, a unos 200 km de Monterrey, capital de Nuevo León.
Las labores de búsqueda, que comenzaron el domingo pasado, se dificultaron por la estrechez del pozo y porque el personal de protección civil tuvo que sacar el agua con una bomba hidráulica para encontrar los cuerpos.
Según una fuente cercana a las investigaciones, una de las líneas que sigue la fiscalía es que el grupo musical podría estar vinculado con el cartel de Los Zetas, uno de los más poderosos y sanguinarios que actúan en México.
Este cartel, formado por ex militares a mediados de los 1990, controla, según la fuente, algunos de los sitios donde tocaba Kombo Kolombia, y los responsables de la masacre serían miembros del cartel de Sinaloa, rival de los Zetas.
El diario Reporte Indigo, citando fuentes de la Procuraduría, dijo que el crimen de los músicos, que interpretaban música de vallenato, “formaría parte de la guerra que libran en Nuevo León los Zetas y sus rivales”. Familiares de los músicos pidieron no criminalizar a las víctimas.