Según reveló el padre de Bobokúlova, Bajretdín Turáev, en una entrevista al diario digital ruso Gazeta.ru, el hijo mayor de la mujer, de 19 años, vivió con ella en Moscú hasta finales del pasado mes de noviembre, cuando volvió a su Samarkanda natal.
La policía uzbeka, que coopera con Moscú en la investigación del brutal asesinato, también ha interrogado a familiares y allegados de Bobokúlova, que han revelado “ataques repentinos de agresividad” que sufría la infanticida.
Al mismo tiempo, la autoridades sanitarias uzbekas han confirmado que la mujer, de 38 años, está diagnosticada como esquizofrénica, un dato que ocultó cuando viajó a Rusia para trabajar en este país.
Bobokúlova fue ingresada en la planta psiquiátrica del hospital de Samarkanda en 2002, cuando según recuerda su padre, “empezó a oír voces, a decir cosas raras, a tener ataques de agresividad”, e incluso, en al menos una ocasión, “a ver sangre”.
En el primer interrogatorio tras ser detenida en Moscú, la mujer reconoció el crimen y aseguró que se lo había ordenado Alá, algo que repitió el jueves a los periodistas antes de la vista ante el juez que ordenó su arresto.
Las autoridades rusas prevén realizar un exhaustivo examen médico a la homicida e ingresarla en una institución psiquiátrica.
Bobokúlova fue detenida junto a la estación de metro de “Oktiabrskoye Pole” (noroeste de Moscú), donde había paseado llevando en la mano la cabeza cortada de la pequeña Nastia, de cuatro años.
La mujer exhibió la cabeza de su víctima gritando “soy una terrorista” y “Allahu Akbar” (Dios es grande), además de otras frases como “odio la democracia”.
- Vea el video que muestra cuando Goulchekhra Bobokoulova exhibía la cabeza de la niña en Moscú
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Según la investigación, Bobokúlova, que llevaba tres años trabajando para la familia de la pequeña Nastia, poco antes había asesinado a la niña e incendiado el apartamento cuando los padres salieron de la casa con su hijo mayor.
La alarma saltó cuando el cadáver decapitado de la menor fue descubierto por los bomberos que habían accedido al apartamento para extinguir el incendio.
Relato del padre
El padre de la niñera rompió el jueves el silencio y afirmó que su hija sufrió problemas psíquicos y que incluso, había sido internada en un hospital psiquiátrico en 2002-
“Empezó a decir cosas extrañas, oía voces, dejó de obedecer, se volvió agresiva”, contó su padre Bakhredtdine Turayev de 62 años, en una entrevista publicada en el mismo medio.
“Intentaba calmarla, pero ella solo repetía: ¡Tengo miedo, papá!. La llevamos a un hospital. Allí la mantuvieron 13 días”, agregó.
Después de su estancia en el hospital psiquiátrico regional de Samarkand, una ciudad del sudoeste de Uzbekistán, volvió a casa y tuvo que tomar medicamentos durante un largo período, dijo su padre.
“Luego volvió a ser normal”, dijo Turayev.
“Si no se le hace daño y no se le grita, normalmente es muy tranquila”, agregó este hombre de 62 años.
Tras prestar declaración, el juez ordenó su detención preventiva hasta el 29 de abril acusada de haber asesinado a la niña y haberla decapitado por “una razón desconocida”.
Durante la audiencia, Gulchekhra hizo declaraciones incoherentes.
“Alá enviará un segundo profeta para traer noticias de la paz, hola a todos”, declaró.
“Tengo hambre, voy a morir en una semana, es el fin del mundo, me prohibieron comer, hola a todos”, dijo, saludando a la Prensa.
La mujer fue sometida a exámenes psiquiátricos y no se excluye que en el momento de los hechos estuviera bajo “la influencia de psicotrópicos o drogas”, indicaron los investigadores.
No practicaba el islam
Cuando le dieron el alta en el hospita en el 2002 permaneció en casa dos semanas, según el padre, “y de repente una vez más volvió a sentir miedos. '¡Veo sangre!', decía.
Temíamos por ella y una vez más la llevamos a otro hospital y la volvieron a ingresar”, recuerda. Turáyev afirma que después de un largo tratamiento, el estado mental de su hija se normalizó.
En lo que pareciera confirmar los problemas psicológicos de Bobokoulova, horas antes de lo declarado por su padre dijo en un supuesto interrogatorio grabado en video, que el asesinato fue un acto de venganza contra el presidente Vladimir Putin por los ataques aéreos rusos en Siria.
Al preguntarle sobre el video difundido el jueves, Dmitry Peskov, vocero de Putin, dijo que es difícil juzgar el testimonio de una mujer que calificó de “evidentemente trastornada” .
En el video, dice que el asesinato de la niña fue una venganza. Al preguntarle contra quién, responde “el que ha derramado la sangre” . Al preguntarle a quién se refería, especificó: “¿Quién la derramó? Putin ha estado lanzando bombas”.
El Comité de Investigación, la principal agencia investigadora de Rusia, no pudo confirmar ni negar la autenticidad del video, pero el vocero Vladimir Markin advirtió en un comunicado que las palabras de Bobokulova deberían ser tratadas con precaución.
“Me he vengado (…) de los que derraman sangre”, afirmó en referencia a los bombardeos rusos en Siria, país al que incluso dijo que le habría gustado ir porque allá las mujeres andan con la cara cubierta.
También contó que leía el Corán y oraba cinco veces al día con lo cual se confesaba “fiel creyente”, lo cual contradice por completo la versión de su padre.
En su primera declaración ante un juez el miércoles afirmó que su atroz acto lo había hecho “por orden de Alá”.
El padre relató que su hija solo tenía estudios de primaria, y que al terminar la escuela se casó y tuvo hijos, por lo que le sorprendió que consiguiera trabajo como niñera en Moscú.
“No sé cómo consiguió un trabajo como niñera, como acabó en esa familia, es algo de lo que nunca hablaba”, dice Turáyev. “A nosotros nos decía que cuando estaba en Moscú echaba de menos a sus hijos. Y cuando estaba aquí —en Uzbekistán— se quejaba de que extrañaba a la niña que cuidaba, le preocupaba cómo estaba sin ella”, añadió.
Pide perdón
“Somos una familia numerosa, tengo seis hijas, 19 nietos y un bisnieto, y estamos horrorizados por lo que hizo. Perdónenla, perdónennos a todos nosotros si es que esto puede ser perdonado. Los niños lloran, la madre ha enfermado. Ni yo ni mi hija queríamos que pasara algo parecido”, confesó el hombre.
“Perdónenla, perdónennos a todos nosotros si es que esto puede ser perdonado”, finalizó.