Piñera, que por ley no puede optar a un segundo mandato consecutivo, obtuvo en diciembre una aprobación del 31%, un punto menos que en la encuesta de septiembre, mientras que su desaprobación se elevó cuatro puntos, hasta el 58%.
La baja aprobación que arrastra desde mediados de 2011 no ha reflotado a pesar de que el país exhibe un fuerte crecimiento económico (5.5%), un bajo desempleo (6.2%) y una baja inflación (1.5%).
Para explicar esa paradoja, Huneeus indica que, tras veinte años de Gobiernos de centroizquierda, Piñera “generó una explosión de expectativas que eran imposibles de cumplir“, que arrastra aún un pasado de empresario y que “no tiene sintonía con los chilenos“.