“Aquí hay otra. No podemos esperar a perdonar estos pavos”, dijo utilizando el eslogan de su campaña para convencer a sus compañeros de los méritos de su plan de 447 millones de dólares.
“De lo contrario, terminarían rellenos junto al puré de patatas” , acotó.
Obama siguió luego la costumbre presidencial iniciada por John Kennedy de “perdonar” a un pavo o dos en la víspera de Acción de Gracias, una de las fiestas más tradicionales del país, en la que la comida típica es el pavo relleno.
“Yo te concedo la gracia”, dijo Obama levantando la mano sobre un pavo blanco de nombre “Liberty” (Libertad) y 20,5 kilos de peso que, junto a otro de nombre Peace (Paz) , terminará sus días en la finca de George Washington en Mount Vernon, Virginia (este) .
Obama bromeó con que los pavos, indultados en el Pórtico Norte de la Casa Blanca, habían recibido formación mediática para soportar los flashes de las cámaras fotográficas.
“También aprendieron algo importante para aparecer en los medios de comunicación: cacarear sin realmente decir nada”, se rió el presidente.
Ya en una faceta más seria, Obama instó a los ciudadanos de Estados Unidos a dar gracias por el festín del jueves y a recordar a los que están en peores condiciones.
“Apreciemos a los que tienen un lugar especial en nuestras vidas y asegurémonos de que ellos lo saben”, dijo Obama, flanqueado por sus hijas Malia, de 13 años, y Sasha, de 10.