Se debe dar a la Cámara de Representantes del Congreso “el espacio para arreglar el roto sistema migratorio y negarles a los republicanos (opositores, que controlan esa cámara) la excusa de mayor inacción”, aclaró en un comunicado.
La mayoría republicana de la cámara baja mantiene un férreo bloqueo a una reforma legislativa del sistema migratorio, pero Obama “aún cree que hay una oportunidad” en las próximas semanas de conseguir la aprobación, señaló el funcionario.
El Senado estadounidense, controlado por los demócratas aliados de Obama, aprobó el año pasado un ambicioso proyecto de reforma migratoria, que abriría la vía a la ciudadanía a 11 millones de inmigrantes ilegales. Sin embargo, antes de convertirse en ley, el proyecto debe ser homologado con una legislación proveniente de la otra cámara.
Obama, que basó su reelección en 2012, en parte, sobre la promesa de una reforma migratoria, ha insistido en el camino legislativo, pero hace dos meses ordenó una revisión para verificar si la política de deportaciones puede ser conducida de forma “más humana” ante las críticas por las expulsiones en masa.
Los activistas a favor de los inmigrantes han intensificado sus denuncias hacia la Casa Blanca, exigiendo al presidente parar las deportaciones, que bajo su gobierno suman más de dos millones de personas. Obama se ha defendido alegando que él no tenía otra opción que hacer aplicar la ley mientras el Congreso no aprueba una amplia reforma migratoria.
Por su parte, Johnson no ha señalado qué tipo de procedimientos están bajo revisión o si el número de deportaciones se reducirá. Según el funcionario, “hay especulación de que él actualizará” las directivas aprobadas en 2010, cuando el Gobierno ordenó frenar la deportación de inmigrantes clandestinos que tenían familiares establecidos legalmente en EE.UU. Johnson “buscará un borrón y cuenta nueva” de los criterios de deportación que emplea la Oficina de Migración (ICE), dijo, aunque restándole velocidad a los cambios. “Tomará tiempo arreglar esto”, afirmó.