Estos últimos días la coalición ha llevado a cabo ataques aéreos sin precedentes en Raqa, la capital de facto del EI en Siria. Los ataques destruyeron infraestructura utilizada por los yihadistas y dejaron al menos 30 muertos, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
El secretario estadounidense de Defensa, Ashton Carter, aseguró que los bombardeos estadounidenses en principio apuntan a apoyar el avance de las fuerzas kurdas.
“Durante el año, vimos que con un socio eficaz en el terreno, el EI podría ser relegado”, estimó Obama.
El mandatario puso como ejemplo la reconquista de Tikrit, en el norte de Irak, a fines de marzo, y dijo que los más de 5.000 ataques aéreos en Irak y Siria permitieron eliminar a “miles de combatientes, entre ellos a altos responsables del EI”.
“No será rápido. Es una campaña a largo plazo”, añadió. Y predijo que habrán “avances” pero también “reveses”.
“Las debilidades estratégicas del EI son reales”, afirmó, y recordó que los yihadistas ultra-radicales no tienen fuerza aérea ni apoyo de ningún país y “su brutalidad crea un verdadero resentimiento en el seno de las poblaciones que controlan”.