Estos cetáceos normalmente no forman parte de la alimentación de los osos polares que se se suelen nutrir principalmente de focas.
“Es posible que aparezcan nuevas especies en la alimentación de los osos como consecuencia del cambio climático, ya que nuevas especies comienzan a desplazarse hacia el norte”, declaró Aars a la AFP.
Si esta especie de delfín frecuenta estas aguas septentrionales durante el verano cuando la banquisa (hielo marino) se funde, es más raro que sea vista en invierno o primavera, sesiones donde el mar está generalmente cubierto de hielo.
Pero, según los investigadores noruegos, el progresivo deshielo durante el invierno en la región en los últimos años ha podido atraer a los delfines, atrapados por la repentina aparición de banquisa en abril.
Según Aars, el oso capturó probablemente a los delfines cuando estos salieron a la superficie para respirar a través de un pequeño hueco en el hielo. “Incluso si vieron al oso, los delfines no tenían otra opción”, añade.
El oso, un viejo macho visiblemente hambriento, devoró uno de los dos cetáceos y sepultó al otro bajo la nieve, otro fenómeno visto muy pocas veces.
“Creemos que intentó cubrir al delfín de nieve con la esperanza de que no lo encontraran otros osos, zorros o pájaros, y poder así comérselo uno o dos días después, una vez digerido el primero”, avanzó Aars.
Después de estas primeras observaciones, se han visto otros cinco casos de delfines varados o capturados y comidos por osos polares, añadió.
“No creo que suponga algo revelador ni un cambio radical” en la alimentación del carnívoro, estimó el científico. “Es solo que el oso polar prueba con otras especies que hasta ahora no tenía el hábito de comer.”
En lo alto de la cadena alimentaria, el oso blanco es un depredador oportunista que puede alimentarse también de pequeñas ballenas, como la ballena blanca o el narval si se presenta la ocasión.