“La gravedad de la violencia que disgrega y sus trastornadas conexiones no nos consienten a nosotros, pastores de la Iglesia, refugiarnos en condenas genéricas”, les insistió a los obispos del país reunidos en la catedral.
Por ello, les pidió “coraje profético y un serio y cualificado proyecto pastoral” para contribuir a crear una “delicada red humana, sin la cual todos seríamos desde el inicio derrotados por tal insidiosa amenaza”.
El sumo pontífice llamó a los miembros de la Iglesia a apoyar el combate al narcotráfico y la violencia, “comenzando por las familias; acercándonos y abrazando la periferia humana y existencial de los territorios desolados de nuestras ciudades; involucrando las comunidades parroquiales, las escuelas, las instituciones comunitarias, la comunidades políticas, las estructuras de seguridad”.
“Solo así se podrá liberar totalmente de las aguas en las cuales lamentablemente se ahogan tantas vidas, sea la de quien muere como víctima, sea la de quien delante de Dios tendrá siempre las manos manchadas de sangre, aunque tenga los bolsillos llenos de dinero sórdido y la conciencia anestesiada”, denunció.
Una mirada a los indígenas
Francisco también se refirió a “los indígenas de México —que— aún esperan que se les reconozcan efectivamente la riqueza de su contribución”, en el discurso ante los obispos y el clero mexicano.
El Vicario de Cristo destacó “la fecundidad” de la presencia de las comunidades indígenas y su importancia para dar a México “aquella identidad que les convierte en una nación única y no solamente una entre otras”.
“Una mirada de singular delicadeza les pido para los pueblos indígenas y sus fascinantes, y no pocas veces masacradas culturas. México tiene necesidad de sus raíces amerindias para no quedarse en un enigma irresuelto”, dijo.
La situación de las comunidades indígenas fue uno de los casos de los que el papa instó al clero mexicano para que presten más atención.
Por ello, será simbólico que Francisco durante su misa en San Cristóbal de las Casas, en el Estado de Chiapas, entregue a los representantes de la Iglesia local el documento oficial que permite la traducción de la liturgia y de la Biblia a todas las lenguas indígenas.
No fue la primera declaración del papa sobre la necesidad de defender la identidad cultural de todas las etnias presentes en México, pues en el discurso ante el presidente Enrique Peña Nieto y las autoridades mexicanas también afrontó el tema.
En el Palacio Nacional, Francisco recordó las “culturas indígenas, mestizas y criollas, que le dan una identidad propia que le posibilita una riqueza cultural no siempre fácil de encontrar y especialmente de valorar” .
E invitó a “valorar, estimular y cuidar” esta diversidad que constituye el rico patrimonio de México.
¡Peléense!
Francisco también se refirió a las rencillas que suelen ocurrir dentro del mismo clero e invitó a los obispos a resolverlas de frente y “mantener la comunión y la unidad entre ustedes”.
“Si tienen que pelearse, ¡peléense!, si tiene que decirse cosas, ¡díganselas pero como hombres en la cara!, como hombres de Dios que van a hablar juntos y discernir juntos, y si se pasaron de la raya a pedirse perdón”.
El Papa agregó que “la comunión en los pastores de la iglesia le da veracidad”.