“¿Vamos a preguntamos valientemente: Cómo hemos vivido el tiempo que (Dios) nos dio?”, dijo Francisco en su homilía.
“¿Lo usamos todo para nosotros, para nuestros intereses? ¿O supimos cómo aprovecharlo también para los demás?”.
En su homilía, Francisco le pidió a la gente que reflexionara si empleó 2013 para hacer que el lugar donde vive sea mejor.
“¿Contribuimos este año, en nuestras propias pequeñas maneras, para que sea más habitable, ordenado o acogedor?”, preguntó.
Hay “muchas personas marcadas por la pobreza material y moral, gente pobre, infeliz, que sufre, que apelan a la conciencia, no sólo de las autoridades públicas, sino de todos los ciudadanos”, dijo Francisco.
Durante su primer año como papa, Francisco ha subrayado que la iglesia católica debe ser una iglesia “pobre”, que se centre en llegar a quienes viven en los márgenes de la sociedad y otras personas necesitadas.
El pontífice usó a la ciudad de Roma como ejemplo, diciendo que la capital italiana está “llena de turistas, pero también de refugiados”.
“Roma está llena de personas que trabajan, pero también de personas que no encuentran empleo o que realizan trabajos que son mal pagados o indignos”, afirmó.
“Todos tienen el derecho a ser tratados con la misma actitud amable y justa, porque todo el mundo merece la dignidad humana”, dijo Francisco.
Después de la misa solemne en la basílica, Francisco se puso una larga capa blanca y salió a la plaza de San Pedro para admirar un nacimiento de tamaño natural y saludar a los presentes.
Inmediatamente después de su elección como papa en marzo, el papa de origen argentino marcó un estilo: como un pastor con los pies en la tierra a quien le gusta conversar, saludar de mano y abrazar a su rebaño cuando está en público.