El Pontífice presidió hoy las Vísperas y la solemne ceremonia del Te Deum como es habitual cada 31 de diciembre, una tradición que inició el papa Pablo VI en su “Marialis Cultus” .
En calidad de obispo de Roma, aludió al escándalo de corrupción de tipo mafioso desvelado recientemente en el seno del consistorio capitolino.
“Los graves hechos de corrupción, desvelados recientemente, requieren de una seria y consciente conversión en los corazones para un renacimiento espiritual y moral y para un renovado compromiso que construya una ciudad más justa y solidaria“, dijo.
Y advirtió: “Cuando una sociedad ignora a los pobres, los persigue y los criminaliza, les obliga a unirse a la mafia. Esa sociedad se empobrece hasta la miseria” .
En la primera parte de su alocución, Bergoglio hizo un repaso del 2014 ya que, según defendió, la Iglesia Católica enseña que, al concluir el año o la jornada, es preciso realizar “un examen de conciencia” .
“Cómo es nuestro modo de vivir? Vivimos como hijos o como esclavos? Vivimos como personas bautizadas en Cristo, libres? O vivimos según la lógica mundana, corrupta, haciendo lo que el diablo nos hace creer que es de nuestro interés?, cuestionó con semblante serio.
Y añadió: ” Existe siempre en nuestro camino existencial una tendencia a resistir a la liberación. Tenemos miedo de la libertad y, paradójicamente, preferimos mas o menos conscientemente la esclavitud“.
El papa criticó lo que calificó de “el reino del momento“, en el que, según él, “nos sentimos más seguros “porque ” nos hace vivir momentos desvinculados de nuestro pasado y nuestro futuro“.
“La esclavitud nos hace creer que no podemos soñar, volar, esperar con fe“, criticó.
Una vez finalizada la ceremonia, Francisco, de 78 años, abandonó la basílica mientras sonaba el tema navideño ” Adeste Fideles”.
Acto seguido salió a la plaza de San Pedro, ya ataviado con un largo abrigo de paño blanco, para admirar el Portal de Belén que este año ha sido donado por una fundación de Verona.
Finalmente el papa se aproximó a los cientos de fieles que le observaban tras las barreras de seguridad y que le reclamaban a gritos, muchos de ellos en español, para saludarle.