El Papa volvió a sorprender con un gesto sin precedentes al invitar al presidente israelí y al presidente de la Autoridad Palestina a “un encuentro de oración” por la paz en el Vaticano, invitación que marca el viaje a Tierra Santa y que puede ser interpretada como una propuesta de mediación por parte del Papa, que históricamente ha mantenido buenas relaciones con la comunidad judía argentina, una de las más importantes del mundo.
Para el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, se trata de una invitación formal para hablar de paz desde un punto de vista “religioso”, explicó.
“Deseo invitar al presidente Abas y al presidente Peres para que juntos elevemos a Dios una oración intensa por la paz. Ofrezco mi casa, el Vaticano, para ese encuentro”, propuso Francisco.
“La paz basada en la seguridad y la mutua confianza será el marco de referencia estable para afrontar y resolver los demás problemas”, adelantó el pontífice al ser recibido por las autoridades palestinas, y calificó de “inaceptable” la situación creada por el conflicto israelo-palestino.
Abas irá el 6 de junio al Vaticano, anunció el negociador palestino Saeb Erakat. “El presidente Abas ha aceptado la invitación del Papa y se lo ha dicho”, declaró Erakat.
Por su parte, Peres agradeció “la invitación del papa Francisco”, según su portavoz, quien no confirmó si finalmente aceptará. El mandato de Peres en la presidencia israelí termina el 27 de julio.
El presidente israelí, premio Nobel de la Paz por su papel en los acuerdos de Oslo de 1993, reveló a principios de mayo haber mantenido en el 2011 negociaciones de paz secretas con Abas, antes de interrumpirlas presionado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
– Oración frente al muro de separación
El Papa tuvo otro gesto sorprendente, al hacer una parada no programada en el muro de separación entre Cisjordania e Israel, un mensaje fuerte y simbólico como los que suele realizar desde que fue elegido en marzo del 2013. Francisco bajó de su coche y se detuvo unos minutos para rezar frente al alto muro de hormigón, en un lugar donde hay una torre de vigilancia, poco después de haberse reunido con Abas.
Con el rostro conmovido, el pontífice rezó durante varios minutos en silencio mientras tocaba el controvertido muro con alambradas, emblema de la separación entre los dos pueblos, un gesto espontáneo que ningún pontífice había realizado hasta ahora.
Una pancarta resumía el llamamiento de los palestinos: “Papa, necesitamos hablar con alguien de justicia”.
La edificación del muro, que Israel reivindica para frenar los atentados, comenzó en el 2002 y ha sido considerada ilegal por la Corte Internacional de Justicia.
“La incomprensión entre las partes produce divisiones, sufrimientos, éxodo en comunidades enteras” lamentó el Papa en su discurso.
Belén se convirtió este domingo en una especie de capital del “Estado de Palestina”, que el Vaticano reconoce oficialmente desde 2012. El Papa defendió de nuevo la posición de la Santa Sede a favor de la creación de “dos Estados”. “Que se redoblen pues los esfuerzos y las iniciativas para crear las condiciones de una paz estable, basada en la justicia, en el reconocimiento de los derechos de cada uno y en la recíproca seguridad”, pidió en su primera visita a la región.
Por su parte el líder palestino Mahmud Abas acusó a Israel de intentar “expulsar” a los palestinos, tanto cristianos como musulmanes, de Jerusalén Este, anexionado por el Estado hebreo.
La histórica visita de tres días del papa argentino a Tierra Santa, organizada para conmemorar el 50 aniversario del histórico encuentro entre Pablo VI y el patriarca ortodoxo Atenágoras, se está convirtiendo en un llamamiento por la paz en Medio Oriente.
En su intensa jornada, iniciada en la ciudad donde según la tradición nació Jesús, el papa denunció las condiciones “deshumanas” en las que viven los niños en todo el mundo.
Francisco inició el sábado en Jordania su periplo en Tierra Santa. Luego se trasladará en helicóptero a Tel Aviv y de allí a Jerusalén para reunirse con el patriarca de Constantinopla, Bartolomeo I, jefe espiritual de los ortodoxos.