Su metabolismo es particularmente lento. La digestión de una sola hoja de árbol le puede insumir un mes. Sólo expulsa su orina y materias fecales una vez por semana, por lo cual éstas pueden constituir un tercio de su peso total.
“Esto significa que el contenido de su estómago y sus intestinos representa una parte importante de su masa corporal”, explica Rebecca Cliffe, de la universidad de Swansea (Gales), coautora del estudio publicado en la revista Biology Letters de la Royal Society britannique.
Pero, ¿cómo puede lograr respirar sin que todo ese peso no afecte al tórax? Según los investigadores, los órganos de su abdomen están fijados por un sistema de adherencia que impide que presionen el diafragma cuando se encuentra colgado cabeza abajo.
Este sistema, que es único, contribuye a reducir su gasto energético en un 13%.