Liderados por el general Kim Yong-chol, altos oficiales del Ejército Popular norcoreano se citaron con el jefe de Política de Defensa de Seúl, Ryu Je-seung, y su comitiva durante algo más de cinco horas en la fronteriza Aldea de la Tregua de Panmunjom.
Los norcoreanos, resumió un portavoz del Ministerio de Defensa de Seúl, pidieron a sus homólogos que tomen medidas para reducir la tensión en tres de los problemas más importantes entre ambos países, que han generado importantes roces en las últimas semanas.
Concretamente, los representantes de Pyongyang exigieron a los de Seúl que mantengan sus buques de guerra alejados de la frontera del Mar Amarillo, que veten el lanzamiento de globos con propaganda al Norte y que impidan que los medios de comunicación surcoreanos “difamen” al régimen de Kim Jong-un.
La comitiva de Corea del Sur respondió con un rotundo “no” a las tres peticiones de sus interlocutores, según el portavoz.
En el caso de la Línea Límite del Norte (LLN) que divide a las dos Coreas en el Mar Amarillo “hemos mantenido que Corea del Norte debe respetarla” , expuso el portavoz de Defensa.
Pyongyang no reconoce la LLN, trazada de manera visiblemente ventajosa para el Sur al final de la Guerra de Corea (1950-53) , y esto ha dado lugar a varias escaramuzas navales en la zona, la última de ellas la semana pasada cuando patrulleras de ambas partes intercambiaron disparos sin consecuencias graves.
En cuanto a los otros dos asuntos conflictivos, los representantes militares de Seúl reiteraron a los de Pyongyang que “un Gobierno regido por una legislación libre y democrática no puede controlar las actividades de las organizaciones civiles ni tampoco de los medios de comunicación” , reprodujo el portavoz.
El lanzamiento al Norte de globos aerostáticos cargados de panfletos propagandísticos por parte de algunas ONG surcoreanas ha sido recientemente objeto de una exacerbada ira por parte de las autoridades de Pyongyang.
Esto causó un nuevo episodio de tensión el pasado viernes, cuando el Ejército Popular norcoreano decidió derribar los globos con balas de ametralladora y algunos de los proyectiles cayeron al Sur, provocando un intercambio de disparos que finalmente tampoco tuvo consecuencias.
En cuanto a los medios de comunicación, es habitual que el régimen comunista de Kim Jong-un, reaparecido ayer tras 40 días de ausencia mediática, responsabilice a Seúl de los “ataques al honor” del Estado y el “líder supremo” por parte de las emisoras y los diarios públicos y privados del Sur.
Al margen del encuentro militar, el Ministerio de Unificación de Corea del Sur anunció hoy que ha solicitado oficialmente a Pyongyang una nueva reunión política de alto nivel entre ambos Gobiernos, después de que el pasado febrero tuviera lugar la primera de este tipo en siete años.
En aquella histórica cita ambas partes acercaron posturas, pero la tensión regresó en marzo con un primer encontronazo con intercambio de fuego en el Mar Amarillo y otros problemas de carácter militar, como las maniobras de Seúl y Washington en la región fuertemente criticadas por Pyongyang.
Norte y Sur siguen técnicamente enfrentadas debido a que la Guerra de Corea (1950-53) finalizó con un alto el fuego en vez de un tratado de paz.