Rusia es el principal aliado del régimen sirio y lleva a cabo ataques aéreos desde finales de septiembre de 2015 en Siria, donde ha desplegado aviones y helicópteros.
“Esta acción de Washington causa un perjuicio considerable a las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, que ya están en un estado lamentable”, declaró Peskov.
“Pero sobre todo, como considera Putin, esta acción no nos acerca del objetivo final de la lucha contra el terrorismo internacional sino que constituye, al contrario, serios obstáculos para la constitución de una coalición internacional” para el combate antiterrorista, declaró.
“El ejército sirio no dispone de reservas de armas químicas”, afirmó el portavoz, estimando que “la destrucción de todas las reservas de armas químicas” por Damasco ya había sido constatada por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas.
Para el presidente ruso, “los ataques estadounidenses en Siria son un intento de desviar la atención de la comunidad internacional lejos de las numerosas víctimas en Irak”, donde bombardeos aéreos contra la organización yihadista Estado Islámico (EI) en Mosul mataron a decenas de civiles a finales de marzo, explica la misma fuente.
“Desde el punto de vista de Putin, ignorar completamente los hechos relacionados con el uso por los terroristas de armas químicas agrava considerablemente la situación”, declaró Peskov.
La base Al Shayrat, en la provincia de Homs (centro), fue atacada hacia las 00H40 GMT por 59 misiles Tomahawk lanzados por los buques estadounidenses “USS Porter” y “USS Ross”, que se encontraban en el Mediterráneo oriental.
Esta intervención se produce después de un supuesto ataque químico en la localidad de Jan Sheijun, que Washington imputa al régimen sirio, y que Damasco desmiente.
Vladimir Putin tildó el jueves de “inaceptable” acusar sin pruebas al régimen de Damasco de ser el responsable de este ataque que dejó 86 muertos, incluidos 27 niños, y que provocó la indignación internacional.