La familia de Alina se refugió en esa ciudad a orillas del mar Negro luego de huir de su natal Dobropólie, en la sublevada región prorrusa de Donetsk, cuando la guerra llegó a esa localidad del este de Ucrania.
“Soñaba desde hace mucho tiempo con un perro, pero nosotros no nos decidimos. Y entonces dijo: Si no me lo regaláis vosotros, me lo regalará el presidente. Encontró la dirección en internet y escribió una carta” a Putin, relató la madre de la niña.
Russia: Putin sends chihuahua to displaced Donetsk girl in in Sevastopol: https://t.co/VjbXNbK5US #nieuws✖
— Mᴀʀᴋ Hᴏʟʟᴀɴᴅ (@i1440) March 4, 2016
Poco después “me llamaron para decirme que era por el asunto del perrito”, añadió.
“La niña quería un chihuahua y lo hablamos durante mucho tiempo con la familia, porque se trata de una raza bastante compleja y la cría tiene problemas de salud”, explicó Svetlana Petrova, directora del club canino que crió al cachorro, de nombre Harry.
Los chihuahuas, los perros más pequeños del mundo, “son dados a sufrir muchos traumatismos, por lo que elegimos especialmente uno de los ejemplares más robustos”, agregó Petrova.
Cientos de miles de ucranianos procedentes de las rebeldes regiones de Donetsk y Lugansk viven con el estatus de refugiados en la vecina Rusia, después de que millones de habitantes del este de Ucrania abandonaran sus hogares por el conflicto armado que se desató en abril del 2014.
Al menos nueve mil perrsonas, según los últimos datos de la ONU, han muerto en los casi dos años de conflicto que estalló tras el derrocamiento del presidente ucraniano Víktor Yanukóvich, el ascenso al poder en Kiev de fuerzas europeístas y la sublevación prorrusa en el este del país.