La mayoría de bajas se registraron en la región separatista de Lugansk y cerca de Mariupol, puerto estratégico controlado por el gobierno de Kiev en el que 30 civiles murieron en bombardeos atribuidos a los separatistas prorrusos hace una semana, precisó el ministro.
Este balance, uno de los más mortíferos desde el inicio del conflicto hace más de nueve meses, se conoce el mismo día en que el gobierno ucraniano y los rebeldes podrían firmar un acuerdo de alto al fuego.
Los ataques atizaron los temores de que los rebeldes inicien una gran ofensiva sobre Mariupol, la última ciudad del este controlada por Kiev, y que permitiría a los rebeldes crear un paso terrestre entre Rusia y la península de Crimea, anexada al país en marzo.