De acuerdo con una publicación del diario Clarín, “hace apenas cuatro meses había cumplido tres años y soñaba con ir pronto al jardín de infantes”.
Sin embargo, la familia denunció recientemente que debido a “mala atención médica” fue declarada muerta en dos ocasiones.
La madre de la menor describió ante los medios su tristeza y narró cómo a Camila le encantaba leer y colorear porque deseaba ir pronto a kinder.
Pero la enfermedad truncó los sueños de la niña.
El 16 de agosto último, Camila fue llevada de emergencia a un hospital pasadas las 22 horas con vómitos y diarrea.
Dos horas después, los médicos les dieron la noticia de que la niña había muerto.
Más tarde les entregaron el cuerpo junto con un certificado de defunción con el que se hacía constar las causas del fallecimiento: una deshidratación severa a causa de la diarrea aguda.
Entre lágrimas se la llevaron a su comunidad, La Herradura, en México, para velarla.
Un descubrimiento inesperado
De acuerdo con el relato de la familia, después de varias horas de su velatorio, vieron que la niña movía los ojos cuando se acercaban a darle el último adiós en el ataúd.
Cuentan que creyeron que se trataba de alucinaciones, pero luego constataron que la niña también parecía respirar.
“Su abuela paterna destapó el cajón, le pasó por el rostro la luz de su teléfono y en ese momento abrió los ojos”, dice la publicación.
En ese mismo instante llamaron a una enfermera comunitaria, quien a su vez telefoneó a una ambulancia al confirmar que la niña aún estaba viva.
Agregan que decidieron trasladarla a un hospital de la capital de San Luis Potosí, pero murió en el trayecto.
Así, el segundo certificado de defunción consigna que murió por edema cerebral, falla metabólica y deshidratación.
La madre de la niña pide justicia, pues dice que la niña estuvo durante horas viva dentro de la caja.
La fiscalía investiga si hubo mala práctica médica en el caso.