De acuerdo con un reporte del Connecticut Post, los seis miembros del jurado hallaron que el niño no era responsable. El diario reportó que la demandante rechazó emitir comentarios durante su paso frente a la prensa a las afueras del juzgado.
Le arruinó la vida
Connell, una mujer de 54 años, testificó que ama a su sobrino, pero que piensa que debería ser más responsable. Dijo que cuando el niño se le lanzó, cayó al suelo intentando agarrarlo.
Connell argumentó que sus lesiones interrumpieron de manera abrupta su vida en Manhattan. Le dijo al jurado la semana pasada que recientemente estaba en una fiesta y “me fue difícil sostener mi plato de entremeses”, reportó el Post.
La demanda citaba: “Las lesiones, pérdidas y daños de la demandante fueron provocados por la negligencia y descuido del menor acusado debido a que un niño razonable de 8 años, bajo esas circunstancias, sabría o debería saber que un saludo tan efusivo como el suyo podría provocar daños y pérdidas como los sufridos por la demandante”.
El niño, el único acusado, apareció en la corte con su padre, Michael Tarala. No se pudo localizar un número telefónico para contactar a Tarala, y la madre del menor falleció el año pasado.