Los hechos comenzaron antes de las 7 de la mañana, cuando Valerie Michaelis, de 41 años, llamó al servicio de emergencias 911 para que acudieran a Crystal Springs Mobile Home Park, un parque de casas móviles. Ella y su esposo Andrew estaban discutiendo y la mujer dijo que la tenía retenida a punta de pistola.
Los investigadores dijeron que Valerie logró que el esposo le entregara el arma, pero luego la persiguió con un cuchillo. La mujer huyó a la casa de sus padres.
Había siete personas en la casa cuando, según los oficiales, Andrew llegó en su camioneta y comenzó a disparar. Mató a dos personas, a su suegro Gary Simpson, de 61 años, y al nieto de éste, Trekwan Covington, de 10 años.
La Policía informó que Andrew Michaelis murió al enfrentarse a tiros con los agentes del orden.
Michael Morrison, quien vive cerca de donde ocurrió la balacera, dijo que salió de su vivienda cuando escuchó los disparos. Comentó que vio patrullas con impactos de bala en las ventanas y escuchó varios disparos atrás de su casa.
“Sonaba como una zona de guerra allá atrás, todos esos disparos”, agregó.
Algunos testigos dijeron que no era inusual escuchar disparos de arma de fuego en el área.
Jacarrua Bethea, una vecina que vive cerca de la zona arbolada donde murió el sospechoso, dijo que no se levantó de su cama cando escuchó disparos porque está acostumbrada a escucharlos por las noches.
La casa donde ocurrió la balacera está en un lote ubicado en una esquina. Su puerta principal tenía lo que parecían impactos de disparos, y en la calle había trozos pequeños de vidrio.
Uno de los policías lesionados fue operado por heridas de bala y se encontraba en condición estable. Un segundo agente fue atendido en el lugar de los hechos por una herida menor en la cabeza causada por una bala que rebotó en su cinturón.
Un tercer policía recibió una bala, pero sólo penetró su uniforme, sin lastimar al oficial, y uno más fue alcanzado por una metralla que perforó su vehículo.