Su padre, cuyo nombre no ha transcendido, alertó a las autoridades de que su hijo había desaparecido y que sospechaba que había viajado a Somalia, ya que en el último año no había querido darle pistas sobre su paradero, de acuerdo con el periódico.
Al parecer, el padre ya había denunciado que Abdirahim podría haberse unido al grupo islamista Al Shabab cuando cursaba segundo de Derecho en la Universidad de Nairobi.
estudiantes cristianos fueron masacrados en la universidad de Garissa
Una persona de su entorno lo definió como “un abogado brillante con un futuro prometedor” y según su registro escolar acabó la escuela secundaria con un currículum escolar impecable.
“Es muy importante y crítico que los padres cuyos hijos desaparezcan o muestren síntomas de haber sido expuestos al extremismo violento avisen de inmediato a las autoridades para evitar que su radicalización vaya a más”, alertó el portavoz del Ministerio del Interior de Kenia, Mwenda Njoka.
Por su parte, el comisionado del distrito de Mandera, Alex Nkoyo, aseguró en declaraciones recogidas por el Standard que están esperando “la confirmación oficial, pero el padre ya avisó de que (Abdirahim) había cortado lazos con su familia y el Gobierno tenía conocimiento de ello”.
Ayer los cuerpos de los cuatro terroristas fueron exhibidos, desnudos, para que la población local ayudara a identificarlos y cientos de personas, incluidos niños, se congregaron en las calles para ver los cadáveres y algunos les tiraron piedras e insultaron, informó el “Standard”.
Cinco personas han sido detenidas en relación a la masacre, tres de ellas cuando intentaban huir a Somalia, y todavía se busca al presunto cerebro, Mohamed Kuno, que sigue en paradero desconocido.
Duelo nacional
Kenia inició este domingo tres días de duelo nacional en memoria de las 148 víctimas del, entre críticas de la prensa por la lenta reacción de las fuerzas de seguridad ante los asaltantes extremistas.
El país, cristiano en un 80%, celebra la Pascua sumido en el dolor: las misas en todo el país estarán dedicadas a las personas muertas el jueves en el campus de la universidad, en su mayoría estudiantes cristianos.
El presidente Uhuru Kenyatta anunció tres días de duelo con banderas a media asta y prometió que su país responderá “con la mayor severidad”.
Pero la prensa era especialmente severa con las fuerzas especiales keniatas, que tardaron al menos siete horas el jueves en desplegarse ante el comando de yihadistas somalíes de Al shebab, mientras éstos perpetraban su matanza en la universidad.
La alerta fue dada a la unidad de élite de la Recce Company de Nairobi, una brigada paramilitar especial, desde las primeras informaciones conocidas el jueves a las 5.30 horas locales
Cristianos de Kenya en una misa en Garissa, rezan por los universitarios asesinados. (Foto Prensa Libre: EFE).
Sin embargo, el principal equipo militar solamente llegó al lugar a las 14 horas locale, según el gran diario keniata Nation.
“Se trata de una negligencia que linda con el acto criminal”, afirma el diario en un editorial, y recuerda que los “hombres armados que mataron a decenas de estudiantes con evidente placer se pudieron tomar todo su tiempo”.
Algunos periodistas que salieron de Nairobi hacia Garissa llegaron incluso antes que las fuerzas especiales, que fueron transportadas en avión, según destacan algunos corresponsales.
El otro gran diario de Kenia, The Standard, publica una caricatura en la que se ve a una serpiente, que representa la “amenaza terrorista” , despertar de un mordisco a un responsable de seguridad mientras un perro ladra “demasiado poco, demasiado tarde” .
La matanza de Garissa constituye el más sangriento ataque desde el bombardeo en 1998 de la embajada de Estados Unidos en Nairobi, que causó 213 víctimas mortales.
Todos los líderes políticos y religiosos, entre ellos el máximo líder musulmán del país, Hassan Ole Naado, condenaron la matanza de Garissa.
“Kenia está en guerra, y debemos permanecer unidos”, afirmó.