Unidos en una incipiente red que enlaza a víctimas de Argentina, Chile, Estados Unidos, México, República Dominicana o Perú, los damnificados enviaron una carta conjunta a Francisco en la que recalcan que “no bastan las palabras” ni los gestos “ambiguos y contradictorios” que creen que ha expresado públicamente ya que “no generan procesos institucionales hacia la verdad y la justicia“.
Sólo reformando estructuralmente la institución y sometiendo a las leyes civiles a los clérigos “comenzará el final de ese gran holocausto de miles de niñas y niños sacrificados para evitar el escándalo y salvaguardar la imagen y el prestigio de los representantes de la Iglesia católica en el mundo“, destaca la misiva.
La carta fue leída en la conferencia por José Barba, una de las víctimas de abusos sexuales del mexicano Marcial Maciel, el fallecido fundador de la Congregación Legionarios de Cristo.
Desde su elección en marzo de 2013, el papa Francisco ha defendido la “tolerancia cero” contra los curas abusadores, ha pedido perdón a las víctimas y se ha comprometido a luchar contra la pederastia.
El pontífice puso en marcha una comisión para la protección de la infancia de la que forman parte dos víctimas e intercedió personalmente en casos como el de diez curas acusados de pederastia en España, que este lunes se conoció que podrían escapar de la justicia debido a la prescripción de los hechos.
– Como cardenal, “nunca recibió a nadie” –
En la conferencia, algunas de las víctimas cuestionaron el compromiso de Francisco en la lucha contra la pederastia de eclestiásticos.
En sus tiempos como cardenal (fue nombrado en 2001) Jorge Mario Bergoglio “nunca recibió a nadie” pese a la insistencia de las víctimas para reunirse con él, denunció la argentina Julieta Añazco, quien fue abusada por un sacerdote en campamentos de verano organizados por la Iglesia en los ochenta.
“Los compañeros están todos muy tristes y desesperanzados (…) pedimos que se haga algo efectivo, queremos que los aparten (a los curas abusadores) y que los juzguen penalmente“, dijo Añazco.
Entre 2011 y 2012, bajo el mandato de Benedicto XVI, el Vaticano decidió suspender “en secreto” a 400 sacerdotes por abuso de menores, que fueron sometidos a procesos judiciales en la Santa Sede sin el testimonio ni el conocimiento de las víctimas y sus abogados, denunció la red de víctimas.
“El Papa podría parar esta situación, pero rehúsa tomar acciones al respecto” y seguir las recomendaciones que emitió recientemente la ONU, dijo en videoconferencia desde Estados Unidos la presidenta de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes (SNAP), Barbara Blaine.
En febrero de 2014, la ONU realizó una inesperada acusación contra el Vaticano por violar la Convención de Derechos del Niño en lo que respecta a abusos sexuales, un informe fuertemente rechazado por la milenaria institución.
Las denuncias de miles de abusos sexuales a menores cometidos durante décadas por curas es el más delicado y complejo para la jerarquía de la Iglesia católica, acusada de haber encubierto a curas pedófilos.
Muchas víctimas de abusos evitan denunciar sus casos por vergüenza o temor a una condena de la sociedad y otros tantos se suicidan o caen en problemas psicológicos o de alcoholismo, dijo Blaine.