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Detrás de este peculiar culto al cuerpo se escondía una adicción por inyectarse una sustancia basada en aceite y alcohol para que en poco tiempo se incrementara el volúmen de sus bíceps. Esto, combinado con ejercicios especiales.
Este joven es originario de Caldas, lugar donde comenzó a ejercitarse para lograr un cuerpo musculoso. Al abandonar la ciudad, comenzó a contarse a personas que en gimnasios se inyectaban sustancias para ayudar a subir el volúmen de los músculos.
En un principio, Dos Santos Alves vio una oportunidad para conseguir las dimensiones de sus músculos tal como los tiene el Increíble Hulk, para ello se inyectó Shyntol, una mezcla de aceite y alcohol que mejoró considerablemente su aspecto.
“Vi que daba resultados y rápidamente se me fue de las manos. Perdí en control”, dijo a periódico Daily Mail.
El alto a su adicción fue una terrible noticia: Debían amputarle los brazos. Al final, se logró una solución médica y conservará sus brazos, aunque tras una cirugía se sacará de su organismo lo inyectado.
“Quiero que otras personas vean los riesgos que puede llevar mi conducta. Pude haber muerto y todo porque quise tener los músculos más grandes”, dice arrepentido este brasileño quien es padre de un niño.
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