Entonces, el maestro de ceremonias, con un nudo en la garganta, dijo que la facultad, los administradores y la junta de la universidad habían decidido conferirle a ella un diploma. La idea fue de su hijo.
Judy O’Connor, anonadada, pero manteniendo la compostura, lanzó un beso a la concurrencia, que la aplaudía de pie. “Yo amo estar en la escuela”, dijo antes de la ceremonia. “No lo voy a negar. He disfrutado cada minuto”.
Marty O’Connor se había graduado de la Universidad de Colorado y trabajaba como vendedor para una compañía de empaques en 2012 cuando se cayó de unas escaleras y quedó paralizado.
“Cuando quedé herido, no sabía dónde estaba. No tenía dirección”, escribió Martin O’Connor en una historia en el portal de la universidad. “Necesitaba un reto mental y quería añadir valor profesional”.
Su madre estaba viviendo en Florida, pero se mudó al sur de California para ayudarle a estudiar.
Marty usa un iPad, una laptop, software de reconocimiento de voz y un lápiz óptico para comunicarse, pero no podía escribir notas ni escribir las respuestas en los exámenes, así que su madre lo hizo por él.