La pasajero provocó enojo no solo a los pasajeros a quienes les respondía ¡No me importa! cuando alguien intentaba calmarla, sino también en contra de la tripulación.
La tripulación intervino para que la situación bajara de tono y todo volviera a la normalidad, pero la mujer con alto grado de ebriedad insistía.
“Se para señor y la calma”, indicó una azafata, mientras un acompañante de Camilia le repetía “Camila, siéntate”.
Hasta ahora, la aerolínea ha indicado que no se percató del estado de ebriedad con la que la pasajera subió al avión y esperan dar a conocer un informe detallado de lo que sucedió.
Entre la ciudad de Bogotá y Nueva York hay más de cinco horas de vuelo (si es directo y sin inconvenientes), por lo que para suerte de muchos la pasajera con grado de alcoholismo fue vencida por el sueño y el viaje llegó a su destino sin más novedad.