Este viernes, Mann se enteró que su hijastra, Maree Rizk, murió junto con otros 297 pasajeros en el Vuelo 17 de Malaysia Airlines, un avión que según las autoridades estadounidenses pudo haber sido derribado por un misil tierra-aire.
“Trajo… todo de nuevo”, dijo Greg Burrows, el hermano de Mann. “Es como si… nos rasgara las entrañas de nuevo”.
Burrows dijo que su familia estaba luchando para entender cómo es que la mala suerte los tocó en dos ocasiones con la misma compañía aérea. “Ella acaba de perder a un hermano y ahora una hijastra, así que…”, agregó Burrows sobre su hermana, antes de que su voz se apagara por el dolor.
Rizk y su esposo Albert, ambos de Melbourne, regresaban a Australia después de unas vacaciones de cuatro semanas en Europa, dijo Phil Lithgow, presidente del Club de Fútbol Sunbury, con el que la familia estaba muy involucrada. Albert, un agente de bienes raíces, fue miembro del comité del club, Maree era una voluntaria, y su hijo, James, juega en el equipo del club.
“Eran gente muy encantadora”, dijo Lithgow. “Nunca se oyó nada malo de ellos, sino que eran muy generosos con su tiempo para la comunidad”, agregó.
A pesar de la doble tragedia, Burrows dijo que no guarda resentimientos contra Malaysia Airlines. “Nadie podía predecir que iban a ser derribados”, dijo. “Eso estaba fuera de sus manos”.