Ahora o nunca

|

Ahora que es tan fácil tomarse una foto desde un celular, es posible imaginar que Guatemala, en lugar de ser un país, es como una gran familia que tiene ocho  millones de  hijos e hijas.   El primer millón  está  bien. Los cuatro millones  siguientes están más o menos bien, van a la escuela y cuentan con algún servicio social. 

Pero, los últimos tres millones de hijos viven con hambre.  No  tienen un lugar dónde sentarse  en la mesa de la gran familia de este país.  Preguntémonos, ¿qué va a pasar con los nietos de estos tres millones de niños y niñas  excluidos de nuestra sociedad?

Recuerdo que hace  10  años, Unicef organizó un gran foro en el Camino Real, donde asistieron los candidatos a la Presidencia,  los nuevos diputados  y los 331 alcaldes electos.  Se revivió el sueño de dedicar el futuro de este país a los niños, niñas y jóvenes  de Guatemala. Pero… fue un sueño, a pesar que,  desde 1990, Guatemala está suscrita a  la Convención de los Derechos del Niño y que fueron  aprobados  por el Congreso   por medio del decreto  27-90.

En mi opinión,   estos derechos parecen no tener  sentido para los chapines.  Seguimos con los peores indicadores sociales de la región. Seguimos con  las tasas más altas en desnutrición,  en mortalidad materno infantil,  en deserción escolar, violencia y maltrato.  Yo  creo que ha llegado el momento de no contar a los niños por separado, sino por familias.

Es preciso ir más allá del  diagnóstico de nuestras estadísticas y  reaccionar con soluciones claras y precisas. A mi juicio  lo más importante es que el Estado siga invirtiendo los Q17 mil millones en los programas a favor de la niñez y la juventud. Son Q5.3  diarios por niño y niña.    Esta es una medida de corto plazo, pero no forja un futuro promisorio.  Propongo que  el apoyo  sea integral, que se ¡apoye  a las familias!

Guatemala debe asumir como prioridad que los  campesinos y los  artesanos se conviertan en empresarios. Apoyarlos para que se  organicen como micro, pequeñas y medianas empresas sociales.   Esta solución significaría invertir Q12 mil millones   en la creación de 600 mil empleos a un costo de Q20 mil   por puesto de trabajo en las familias más pobres.  Este es el costo  para  labrar un mejor futuro. ¡Lo  hacemos ahora o… nunca!

clarinerormr@hotmail.com

ESCRITO POR: