PLUMA INVITADA
Arremetida contra pandilleros
Desde hace años no se había observado a fondo tan enérgica embestida por las autoridades responsables de la seguridad ciudadana contra estructuras criminales, grandes, medianas y pequeñas, que con toda libertad han cometido robos, asaltos, secuestros, extorsiones y asesinatos que mantienen de luto y sin poder reparar su dolor a un fuerte sector de la población y atemorizada a toda la ciudadanía pacífica, honrada y trabajadora, que indefensa repudia tan nauseabunda crisis generalizada y exige, no ruega, con mucha razón, un urgente y obligado cambio en su anhelo de poder vivir de nuevo en tan ansiada y santa paz.
Camina fortalecida la investigación científica, ausente desde hace mucho tiempo. En los últimos meses han sido capturados y procesados cientos de salvajes que han sembrado extremo y generalizado pánico, gracias a la acción policial, del Ministerio Público y de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig). Esta última, cuestionada por muchos, por su origen extranjero, lo cual entendemos muy bien, pero ¿qué sería ahora del país si esta entidad no estuviera operando? Los delincuentes y los corruptos tendrían mayor campo abierto y no obstante que continúa su ejecución criminal, debe caerles todo el peso de la ley, sin compasión ni sentimiento alguno.
Extorsionistas y asesinos, responsables del llanto de miles de guatemaltecos, en pocos meses están tras las rejas y seguirán cayendo más, para que paguen por sus pecados, aunque esto no devuelva la vida de tantos inocentes, entre ellos niños que apenas empezaban a caminar por este tortuoso mundo. Un ejemplo de ese horror vivido por la ciudadanía es la última y horrorosa muerte, carbonizada, de Fabiola Batz Tzuy, angelito de 6 años, provocada por un sicario que disparó sin efecto contra un empleado de una venta de productos pirotécnicos y con la bala causó un incendio en un local donde sen encontraba sentada la criatura.
Un nuevo caso, como muchos otros sacrificados niños indefensos, que ha impactado en lo más profundo del corazón de los guatemaltecos.
Esta obligada operación policial debe continuar a diario, con mayor energía, contra estos malvados, que de humanos nada tienen. La actual época espiritual es oportuna para que reflexionen y no continúen asesinando a sus hermanos.
Los prisioneros por delitos menores deben luchar con buena conducta para su pronta reintegración familiar. Quienes han buscado refugio en Dios, en iglesias evangélicas y católicas que funcionan en las prisiones, muy pronto abandonarán su calvario. Nuestro abrazo, cariño y oración para todos los presos, en particular para los arrepentidos, que con llanto no estarán con sus familias en estas fiestas de calor humano y espiritual.
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