Caracas en taxi

JORGE JACOBS A.

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que se miraba de escasos recursos en uno de los barrios de clase media de la capital. La señora le contó que había ido allí porque había escuchado que había llegado harina a esa tienda. Estuvo haciendo cola desde las diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde cuando finalmente logró acceder al lugar donde despachaban la harina. Con desesperanza se enteró de que solo le podían vender cuatro bolsitas de harina a cada cliente porque no había suficiente para todos. No le quedó más que conformarse con ellas. Lo que más impactó al taxista fue que la señora llevaba en brazos a un niño de aproximadamente cinco años, con el que había estado haciendo la cola por seis horas. Le pidió que los llevara de regreso a su barrio, uno de los más pobres de la ciudad.

Otra señora con quien el taxista trabó conversación recientemente le indicó que el problema era Maduro, ya que —indicó— “si Chávez estuviera vivo estaríamos mejor”. El señor M. no se aguantó y le dijo que aunque él estuviera vivo, las cosas estarían igual; la única diferencia sería que Chávez, con su facilidad de palabra, la convencería de que estaban bien.

Al regreso de cubrir la gran marcha del sábado, el taxista nos contó cómo a los trabajadores del Gobierno y sus empresas los obligaban a ir a las marchas en apoyo al Gobierno. Nos comentó cómo en una ocasión había llevado a cuatro trabajadores que venían de la provincia convocados a una marcha. Ellos le pidieron que los esperara cerca del punto de inicio de la marcha, porque tenían que ir a que los vieran que habían llegado y que los apuntaran, pero que sólo iban a estar un rato y que luego querían que por favor los llevara a algún lugar donde pudieran ir a tomarse unas cervezas.

También le preguntamos al taxista si en alguna ocasión había trasladado a los famosos cubanos que se dice están en Venezuela. Nos contó que él no trabaja con ellos pero que en algunas ocasiones sí le ha tocado trasladarlos. Sin embargo, un compañero taxista sí trabaja habitualmente con los cubanos, llevándolos de donde viven a las distintas dependencias del gobierno. Incluso, cuando llegamos al aeropuerto nos mostró la puerta por donde entran y salen los cubanos para no pasar por la parte pública del aeropuerto.

El señor M. es un venezolano como muchos otros, que solo quiere vivir en paz y trabajar para mantener a su familia, sin embargo está consciente de que cada vez es más difícil la situación y que el “socialismo del siglo XXI” ha hecho retroceder su país hasta llevarlo al caos y desesperación en que muchos están sumidos. ¿Será que lograrán dejar atrás esa utopía fallida?

 @jjliber

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