Me entusiasma profundamente la nominación de la antropóloga, economista y brillante diplomática costarricense Christiana Figueres para ocupar el puesto de Secretaria General de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

¿Quién es Christiana Figueres? Es una mujer de carácter que denota seguridad y fortaleza interna. Su mirada es penetrante. Sostenérsela no es fácil. Pero cuando ríe su rostro se suaviza. A través de sus expresivas manos se adivina el enorme corazón que posee.

La política está en su sangre. Su padre fue “Don Pepe”, José Figueres Ferrer, quien encabezó la guerra civil en Costa Rica en 1948 y presidente de ese país tres veces. Su madre Karen Olsen de Figueres, estadounidense, socióloga, política y diplomática. Christiana reconoce que desde niña su interés fue estudiar. Se casó con Konrad von Ritter, de origen alemán, y aman a sus dos hijas con pasión.

Sin rodeos, Christiana admite que no puede reprimir las lágrimas, es su talón de Aquiles, cuando le explica a una audiencia joven los impactos del Cambio Climático. “Recibimos de nuestros padres un planeta bello y sano, pero nosotros les entregamos un mundo enfermo con todas las secuelas que este flagelo conlleva”.

Ese doloroso aguijón que pincha su corazón es lo que la mueve para asumir retos que parecen imposibles. “Imposible no es un hecho, es una actitud”, expresa con firmeza. Con ese ánimo positivo aceptó la secretaría ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) en el año 2010, luego de la cumbre de Copenhague 2009, considerada un fracaso total. Y es que otra cualidad de Christiana, que denota su innegable liderazgo, es su capacidad para inspirar a otros y lograr metas colectivas. Christiana fue una de las principales estrategas para que se lograra el acuerdo global para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero sobre el cambio climático en París, en diciembre del 2015.

El mundo le aplaudió ese histórico éxito. “Ese acuerdo,” dice ella, “es un ejemplo de la multilateralidad que debe seguir el planeta para hacerle frente a los grandes retos globales, para buscar la paz”.

Lograr una resolución pacífica de las disputas, mejorar la capacidad de repuesta de ONU ante las crisis, proteger a las mujeres y los niños como los grupos más vulnerables, sembrar hoy las semillas que permitirán cosechar una paz sostenida mañana, desarrollar un modelo inclusivo de multilateralismo, son sus prioridades de resultar nombrada Secretaria General de la ONU.

Sin embargo, la transparencia en su gestión es fundamental. Fue tajante al expresar tolerancia cero, “inmunidad no significa impunidad,” en el espinoso tema de los integrantes de los Cuerpos de Paz de la ONU, enviados a la República Centroafricana que abusaron sexualmente de menores. El suceso se conoció en 2014.

El mandato de Ban Ki-moon termina en diciembre del 2016. En enero del 2017 asumirá el nuevo líder. Christiana apuesta por una ONU que logre recuperar el optimismo en el mundo. “La esperanza mueve montañas,” agregó el Clarinero. Eso lo sabe Christiana. ¡Y espera demostrarlo!

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