DE MIS NOTAS
Circo legislativo
A dos semanas de las elecciones, las bancadas mayoritarias de los señores diputados —cuya extinción del dominio legislativo fenece el 14 a las 14 de enero de 2016— seguirán embarrando de más excremento las paredes del hemiciclo. Es un proyecto en el que han venido trabajando con absoluta dedicación para defecar sobre todos los manuales del republicanismo. Su desempeño para amordazar la democracia con un clientelismo politiquero fétido es lineal, directo y macabramente efectivo.
En ese manto de impunidad democrática se han asignado a sí mismos miles de millones de quetzales en obras, trabajándolas vía compañías de construcción afines a ellos. Han recibido pagos y prebendas por sus votos para aprobar leyes, millonarios contratos, presupuestos y préstamos. Se han beneficiado de los salarios de plazas fantasmas cobradas por prestanombres.
La última votación les trajo misteriosas prebendas por no declarar con lugar el antejuicio contra el Presidente Otto Pérez Molina. De todos modos no hubiera afectado al Presidente en lo más mínimo, porque el proceso, como el de Barquín, llevará meses en los tribunales. Pero querían enviar el mensaje alto y claro a la población de que ellos están cerrando filas para protegerse contra los embates de la Cicig, y por eso hasta se dieron el tupé de tratar de introducir una enmienda para impedir la injerencia “foránea” —Cicig— en el Ministerio Público.
La desfachatez raya en el cinismo más impúdico. Los diputados no solo están diciendo que no van a escuchar el clamor del pueblo, sino se defecan arrogantemente en él. La irreverencia de estos padres de la patria, hijos de sus lindas madres, es épica.
El pueblo les demanda que aprueben la Ley Electoral y de Partidos Políticos y la retrasan maquiavélicamente para que no entre en este proceso electoral. Posteriormente la aprueban con 87 votos, sabiendo perfectamente que debían ser 105. Siguen el script preconcebido y Líder apela ante la CC a sabiendas de que la corte les daría la razón y que se vendría abajo la aprobación.
El pueblo les viene demandando que cambien la ley del Régimen Interior del Legislativo para impedir el crecimiento desmesurado y la absoluta disparidad de la escala salarial de sus empleados del Congreso, el cual rebasa toda lógica, con conserjes que devengan Q14,000 y secretarias de Q22,000. Y no lo hacen.
El pueblo les viene demandando que aprueben la Ley de Servicio Civil para profesionalizar la burocracia pública, pero —a sabiendas de que esa ley no les conviene, pues interfiere con el sistema politiquero “clientelista” que activamente promueven para pagar sus compromisos partidarios— no la aprueban.
Durante años, sí, literalmente años, la bancada roja ha venido usurpando el tiempo del Legislativo en interminables interpelaciones, como un mecanismo para retrasar, dominar y controlar la agenda legislativa. Un esperpento inútil diseñado exclusivamente para sentar ministros como acusados en el banquillo de la vergüenza, haciéndoles preguntas intrascendentes, cargadas de manipulación politiquera durante semanas y meses.
Observé el foro de candidatos organizado por Asíes y Canal 3. Sentí que la pantalla de mi televisor estallaría en pedazos al oír lo que decían dos candidatos sobre el “debido proceso” y que la Cicig acusaba pero sin pruebas. ¿Acaso las pruebas no fueron suficientemente contundentes para que la Corte Suprema de Justicia declarase con “lugar” el antejuicio? ¿Acaso no se están ventilando en el “debido proceso” esos casos?
Yo tengo un sueño. Que un día estos alcornoques corruptos escuchen el clamor del pueblo y que este sea tan alto que su voz se alce por encima de sus risas burlonas, aplastándolos con todo el peso de la ley.
Yo tengo un sueño. Que alguna vez verdaderos padres de la patria lleguen a limpiar el virus contaminante del excremento legislativo de administraciones pasadas y, ¡por fin!, tengamos un nuevo amanecer.
alfredkalt@gmail.com