Pluma invitada
¿A cuenta de qué?
Es momento de abrir relaciones diplomáticas con China.
Guatemala ha estado históricamente atrapada en dilemas diplomáticos que, en realidad, solo benefician a terceros. Las potencias mundiales nos presionan, ofreciendo apoyo financiero a cambio de que nuestro gobierno de turno elija un bando, como si estuviéramos obligados a escoger entre amigos en una pelea de novios celosos. Hoy, mientras escribo esta columna desde Shanghái, me maravillo de la riqueza cultural y tecnológica de esta ciudad. Es un lugar vibrante, lleno de arte, tradición y gente emprendedora, con un acceso a servicios que parece casi utópico. Y me pregunto: ¿A cuenta de qué Guatemala sigue forzada a escoger entre China y Taiwán? Quiero ser claro: Guatemala no tiene nada en contra de China ni de Taiwán. El conflicto entre ambos es exclusivamente suyo. Sin embargo, nosotros, como país, nos vemos arrastrados a tomar partido en una disputa que no nos concierne directamente. El resultado es que, al involucrarnos en conflictos ajenos, solo perdemos. Al no tener relaciones diplomáticas con China por tomar el bando de Taiwán, hemos perdido acceso a uno de los mercados más grandes del mundo. Por ejemplo, hace algunos meses no fue posible exportar nuestro café, que es muy apreciado a nivel mundial, al mercado chino. ¿Quién pierde con esto? Guatemala. Es tiempo de que Guatemala abra los ojos y observe lo que ya han logrado otros países al tomar decisiones estratégicas en beneficio del propio país.
Es momento de abrir relaciones diplomáticas con China.
Tomemos el caso de El Salvador como ejemplo. En 2018, El Salvador rompió relaciones diplomáticas con Taiwán y estableció vínculos oficiales con China. Desde entonces ha experimentado beneficios significativos. El país ha recibido una ola de inversiones chinas en infraestructura, incluyendo proyectos cruciales como el puerto de La Unión y la construcción de carreteras y puentes, que han impulsado su desarrollo económico. Estas inversiones no solo han mejorado su infraestructura, sino también han facilitado el acceso de sus productos al vasto mercado chino. Las donaciones o inversiones extranjeras, ya sea de China o de Taiwán, si se ejecutan transparentemente para impulsar proyectos que potencien nuestro desarrollo, serán bien recibidas en Guatemala. Con esto en consideración, les hago la pregunta: ¿Por qué Guatemala debería seguir un camino estratégico similar al de El Salvador? Porque al mantenernos como parte de esta disputa externa, en la cual sudamos calores ajenos, simplemente nos estamos perdiendo oportunidades valiosas. Deberíamos concentrarnos en maximizar nuestras oportunidades económicas, en lugar de quedar atrapados en alianzas diplomáticas que nos benefician poco y nos privan del desarrollo. Abrir relaciones diplomáticas con China no solo nos daría acceso a un mercado de más de 1,400 millones de consumidores, sino también podría atraer inversiones cruciales para el desarrollo de la infraestructura que tanto necesitamos. Guatemala debe empezar a velar por los intereses de su propia población. Es momento de abrir relaciones diplomáticas con China y aprovechar las oportunidades que esto conlleva, en lugar de seguir complaciendo a “amigos” que solo nos arrastran a conflictos ajenos, sin recibir beneficios tangibles para atender las necesidades urgentes que tiene el país. La prioridad debe ser el bienestar y desarrollo de Guatemala, no quedar bien con potencias extranjeras que no tienen en cuenta nuestras necesidades y aspiraciones. La inversión privada extranjera, ya sea de China o de Taiwán, si se maneja correctamente, puede ser una herramienta poderosa para el avance de nuestra infraestructura y, con ello, potenciar el anhelado crecimiento económico para nuestro país. Salgamos del pleito ajeno, tengamos diplomacia con todos los países del mundo y prosperemos.